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El dilema ético del padre que murió de coronavirus por ceder la cama UCI a su hijo

Lo que está en juego es nuestra vida y la de aquellos que amamos, pero necesitamos demostrarlo en actitudes de cuidado muy concretas.

Cuidados médicos a paciente con COVID-19
Blu Radio - EFE
Go Nakamura/AFP

Este martes vi en Noticias Caracol una mención que refleja la gravedad que vivimos en este momento con la pandemia del COVID. El presidente de la Asociación de Especialistas en Medicina de Urgencias y Emergencias, Fabián Rosas, contó que en pasados días llegó un padre con su hijo a urgencias por complicaciones en la salud provocadas por el COVID-19, y ante la indicación de los médicos, de que solo había disponibilidad de una cama UCI, había que decidir cuál de los dos la asumía.

El papá le cedió la cama a su hijo, que inmediatamente fue intubado. Mientras, el padre se quedó en el servicio de urgencias, donde días después falleció.

Vea la historia en Noticias Caracol:

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Esta triste e impactante realidad encarna bien lo que llamamos un dilema ético, es decir, ese conflicto operativo entre dos imperativos éticos, en este caso la vida de dos seres humanos, que implica que cualquier escogencia que se haga, lleve a la trasgresión del otro, en este caso la posibilidad que el no elegido muera, como dolorosamente pasó.

Compartir este tipo de situaciones no tiene como objetivo generar descontrol y angustia, pero sí llamarnos a ser conscientes de hasta dónde nos puede llevar el que no asumamos con responsabilidad e inteligencia este momento de la pandemia.

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Por esto, lo importante es centrarnos en lo que desde nuestros roles podemos hacer: los gobernantes, en tomar las decisiones que brinden las condiciones para responder de la mejor manera al aumento del contagio, entre ellas, ofrecer a los trabajadores de la salud las herramientas y el contexto científico, técnico y emocional en el que puedan prestar, de la mejor manera, su servicio. Y nosotros, entender que nuestra contribución está en cumplir estrictamente las medidas de bioseguridad.

Lo que está en juego es nuestra vida y la de aquellos que amamos, pero necesitamos demostrarlo en actitudes de cuidado muy concretas.

No me gusta la pedagogía de la culpa, porque creo que causa más daño que bien, por eso creo que no se trata de mirar desde el retrovisor usando el dedo índice, sino esforzarnos en ser cuidadosos y tener prácticas seguras que nos ayuden a no elevar el número de contagios.

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Tristemente lo hecho en el pasado ya no se puede cambiar, pero sí podemos evitar que siga creciendo. Hoy el problema no es exponer a los “culpables”, sino trabajar en conjunto para lograr que la situación no se salga de control. Confío en la responsabilidad de todos.

Escuche la opinión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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