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El gran gesto de Carlos Benjumea que impresionó a Alberto Linero

‘El Gordo’ nos hizo entender que la vida es una oportunidad para gozarnos y realizarnos mientras construimos nuestro proyecto de vida.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

Este jueves murió Carlos ‘El Gordo’ Benjumea, uno de los hombres más talentosos, alegre y agudo que conocí en el medio artístico.

Él, durante sus 50 años de carrera, participó en diferentes producciones que lograron un amplio reconocimiento en nuestro país. Fue de los primeros que realizaba esos monólogos largos en los que hacía reír mientras opinaba con intensidad de la vida cotidiana.

El artista inició su carrera en el teatro y para la década del 70 logró ganarse un espacio en el cine, tras interpretar diferentes papeles que en su mayoría fueron humorísticos. ‘El Gordo’ logró una gran popularidad por participar en producciones como 'El taxista millonario' o 'El inmigrante latino', junto a varias series cómicas.

Lo recuerdo en su papel de Don Camilo, una serie de televisión colombiana producida por Coestrellas entre 1987 y 1989, basada en los libros del italiano Giovanni Guareschi, donde se relatan las aventuras de un cura de pueblo y un alcalde comunista en la posguerra italiana, transformada a los años 50 en Colombia, época de violencia política y localizada en Puentepalo, un pueblo ficticio del altiplano cundi-boyacense. Mostraba a un sacerdote que vivía su ministerio en medio de las situaciones cotidianas y que acercaba mucho la figura del presbítero a todas las personas.

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También me hizo feliz verlo, desde Santa Marta, en ese programa de los sábados por la tarde “Sabariedades” con Pacheco en la Media Torta, en la que cantaban, bailan y entretenía a todos los que asistían y a los que lo veíamos con Televisión.

Me impresionó mucho su generosidad cuando cedió un riñón para dárselo a un joven, el órgano ya se lo habían asignado a él, que padecía un problema renal que alivió con sencillo truco casero, pero en ese entonces él prefirió que se lo dieran a un joven de 16 años, ya que éste “no tenía la posibilidad de acceder a un trasplante”, pues el turno que le dieron estaba muy lejano; al ‘Gordo’ le pareció algo injusto quitarle la posibilidad de mejorar su calidad de vida.

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Insisto en su gran talento actoral, un maestro, uno que sabía asumir las características psicológicas de todos los personajes que logró interpretar.

Siempre su sonrisa, su alegría y su capacidad de generar alegría; alguien que nos hizo entender que la vida es una oportunidad para gozarnos y realizarnos mientras construimos nuestro proyecto de vida. Pero alguien agudo, inteligente, crítico y capaz de saber que para entender la realidad se requiere el buen humor.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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