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El salón de clases es un laboratorio de la sociedad; reflexión sobre caso Universidad del Rosario

El aula no es paréntesis, sino que es la vida misma. Por eso, no me extraña ver en medio de los pupitres y tableros –hoy desde las aulas digitales- las situaciones que se observan a diario en nuestras calles.

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Alberto Linero
Foto: cortesía

El salón de clase es un laboratorio de la sociedad, no solo porque allí se forman los ciudadanos, sino porque además en él se manifiestan todas nuestras dinámicas sociales. El aula no es paréntesis, sino que es la vida misma. Por eso, no me extraña ver en medio de los pupitres y tableros –hoy desde las aulas digitales- las situaciones que se observan a diario en nuestras calles.

Ayer, por ejemplo, una estudiante de la universidad del Rosario, María Camila Guerrero, publicó un video en el que muestra que su profesor, Edgar Augusto Ramírez Baquero, le exigió retirar un mensaje que ella había puesto. Dijo: “Hoy me censuraron en clase por tener una foto que decía ‘qué difícil estudiar mientras matan a mi pueblo’. Qué tristeza que ni en la academia se quieran dar discusiones reales” cierro cita.

Es la discusión típica de estos días, en la que se enfrentan dos visiones: la que cree que la academia tiene que estar de frente y comunicada con la realidad de la calle y la que considera que se debe concentrar en los quehaceres académicos, sin ese tipo de manifestaciones que pueden ser leídas como activismo.

Entiendo el criterio del profesor, pero no creo que el mensaje fuera realmente una falta de respeto para la dinámica de la clase, y prefiero siempre estudiantes conectados con la realidad y tratando de entenderla. Además, creo en el derecho de la libre expresión, sobre todo en la acción del aprendizaje-enseñanza.

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Por otro lado, en un tuit se criticaba que un profesor de la Universidad de los Andes indicaba que nadie está obligado a asistir a su clase el día de hoy, y ofrece a los estudiantes que apoyan las manifestaciones un bono de puntos extras en la calificación de sus laboratorios, siempre y cuando cumplan con los requisitos del ejercicio: grabar un vídeo de más de dos minutos cantando arengas en la marcha, o desde la puerta de sus casas cuando una marcha pase, subirlo a sus redes y hacerlo llegar al correo del profesor. Otra perspectiva en la que al docente le parece que participar de este derecho constitucional aporta a la formación del individuo y de la sociedad.

Son expresiones de lo que estamos viviendo que nos exigen actitudes para encontrar consensos y soluciones a los conflictos. Insisto que #ElÚnicoCaminoEsElDiálogo y que todos debemos ser claros en nuestras posiciones y tolerantes frente a la de los otros.

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