Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reciba notificaciones de Blu Radio para tener las principales noticias de Colombia y el mundo.
No activar
Activar

Publicidad

La profecía de Ricardo Carrasquilla Ortega

Columna de opinión sobre un poeta que, sin proponérselo, terminó prediciendo en uno de sus escritos la actual situación de pandemia

365267_Foto: https://www.ecured.cu/
Foto: https://www.ecured.cu/

Ricardo Carrasquilla, hijo de Pedro Carrasquilla, coronel del Ejército colombiano, oriundo de Honda Tolima, y de doña Cruz Ortega, ama de casa e institutriz, de Funza, Cundinamarca; que por oficio de su padre, nace en Quibdó, Chocó, el 22 de agosto de 1822, por vocación y amor a las letras, se consagró educador, poeta y profeta para nuestro tiempo.

Creció en Quibdó y aunque era de piel blanca, siempre y con orgullo, se consideró de corazón chocoano, cuna que jamás negó y que defendió.

A los 9 años llegó a Bogotá, en donde será, hasta su muerte, acaecida el 24 de diciembre de 1886, maestro, literato y educador.

El poeta Ricardo Carrasquilla Ortega es poco conocido; tal vez, por su apellido, fue opacado por el afamado escritor costumbrista, el antioqueño autor de “La Marquesa de Yolombó", don Tomás Carrasquilla, mucho más conocido y estudiado.

Publicidad

Sin embargo, en este ambiente del COVID-19, pandemia que nos ha disciplinado “a la fuerza”, con la aplicación de la cuarentena, vino a mi memoria, mi pasado de estudiante en los claustros del seminario Conciliar del Dulce Nombre en Ocaña, Colombia, donde los sabios y santos Eudistas, además de apoyarnos a discernir la vocación, nos enseñaron humanidades, amén de la Biblia y el latín, la literatura colombiana.

Por supuesto, que ante la expansión constante, sobre todo el planeta tierra, de este virus, que parece ser caballero, porque el caballero repite, creo que no habrá creatura humana que no se interrogue ante la incapacidad de detener pronta y definitivamente esta pandemia.

Publicidad

Como el hombre del poema de don Ricardo, creíamos y creemos, aún , que podemos hacerlo todo con nuestro absoluto conocimiento. Sin embargo, los científicos, contrarios a Trump y a Bolsonaro, tan esperanzados en una receta pronta y fácil, saben que este pequeño “avechucho”, además de obligarnos a taparnos la boca, lavarnos las manos y otras tantas cosas, como NO TEMERLE A LA MUERTE, SINO AMAR LA VIDA, vino para quedarse por mucho tiempo con nosotros, tal vez como todos los virus de su calaña, por toda la eternidad. Creo, como es el decir de los científicos, aunque la ciencia nos regale la vacuna, quede seguro lo “asustará”, no lo matará.

Ahora, los invito a escuchar la profecía de don RICARDO CARRASQUILLA, que podría ser, en este momento, el NOSTRADAMUS COLOMBIANO:

EL PODER DEL HOMBRE

Autor: Ricardo Carrasquilla

Publicidad

I

El hombre es rey absoluto;
no hay a sus antojos valla,
todo a su imperio avasalla,
todo le paga tributo.

Publicidad

II

En ligeros globos vuela
y deja atrás al cóndor,
pero lo vence el dolor
de la cabeza o la muela.

III

Del sol el peso averigua,
del sol las leyes promulgan
y lo acobarda una pulga
y lo enloquece una nigua.

Publicidad

IV

Al formidable león
vence, y vence a la pantera,
y luego lo desespera
algún mosquito zumbón.

Publicidad

V

El hombre para matar,
mil venenos elabora,
pero, por desgracia ignora
la manera de curar.

VI

Son infalibles sus fallos
si desahucia al paciente,
pero ignora totalmente,
como se extirpan los callos.

Publicidad

VII

Con su ciencia en un instante
cambia el diamante en carbón,
más le falta otra invención;
nacer del carbón diamante.

Publicidad

VIII

Arranca al tirano fiero
el cetro al cielo los rayos,
más no logran los ensayos
extinguir un hormiguero.

IX

Un fusil ha descubierto
para matar de carrera;
!Lástima que no pudiera
devolver la vida a un muerto!

Publicidad

X

Independiente, altanero,
ni a Dios, ni al diablo obedece,
y tiembla si comen trece, o si se
vuelca un salero.

Publicidad

XI

Con su poderosa mente, abarca
la creación,
y le quita la razón
una copa de aguardiente.

XII

Surca del mar el abismo,
desafía su furor,
pero le falta valor
para vencerse a sí mismo.

Publicidad

XIII

Todo el humano poder,
toda la grandeza humana,
es correr tras un mañana
y suspirar por un ayer.

Publicidad

XIV
Suspirar por un ayer
como idílico tiempo
perdido por el querer
de bailar como trompo.

 

  • Publicidad