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La tristeza no es exclusiva de quienes llevan una vida de carencias y fracasos

Reflexión sobre el video de Maluma en el que afirma que tuvo un mal día.

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Ayer se hizo viral un video en el que Maluma tras manifestar explícitamente que estaba teniendo un mal día dijo: “No hay mañana, no sabemos si mañana vamos a estar, así que entendí que todo en la vida es cuestión de actitud, cambié mi actitud, me puse positivo y el día que pensé que iba a estar malo lo convertí y se llenó de luz”.

Muchos lo apoyaron y lo animaron a estar mejor, pero no faltaron los que manifestaron su inconformidad reclamando que, si él se sentía triste, en un mal día, imaginara a aquellos que estaban viviendo situaciones complejas; por ejemplo, Walleneva15 manifestó: “Bueno parcero si está así usted, imagínese los que no tiene para comer esta noche y que no saben dónde pasarán la noche”.

A prioiri el tema podría ser frívolo, sin embargo, nos posibilita una reflexión más profunda acerca de lo fundamental de la vida. Es simplista creer que el que es famoso y posee mucho no tiene el derecho a ponerse triste, que la tristeza es una posesión de los que tienen una vida llena de carencias y fracasos, pero no es así. Todos somos dueños y responsables de nuestras emociones y contamos con el derecho a vivirlas en autenticidad. Es obvio, que quien tiene menos satisfechas sus necesidades fundamentales está más cerca de estar triste y desanimado, pero no es un dogma existencial. Se requiere entender que las emociones son individuales y que no podemos hacer una competencia de ellas, compararlas o pretender que todos sientan de la misma manera que lo hacemos nosotros.

Si bien es importante luchar porque todos contemos con las condiciones dignas para vivir, ser solidarios y generar dinámicas que nos permitan cubrir las necesidades materiales, es perentorio entender lo fundamental de la decisión de cómo enfrentamos cada día, es decir, esa actitud básica para que las jornadas puedan estar llenas de emociones agradables. Y por encima de todo respetar los sentimientos y vivencias individuales. Mi tejado destruido no es lo mismo que el tuyo goteando.

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Entiendo que mi preferencia por ver el vaso medio lleno, tener esperanza y ser optimista frente a todas las situaciones no resuelve problemas, pero si me acerca más a las soluciones. Sin importar la complejidad de nuestra cotidianidad podemos vivir amargados y hacer del resentimiento nuestra forma de expresarnos. O ser justos, solidarios y vivir construyendo un mundo mejor.

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