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Las lecciones que nos dio una víctima que se negó a abrazar a senadora de las Farc

Cuatro reflexiones saco el episodio en que Carmenza López le exigió verdad, con firmeza, a la senadora Sandra Ramírez de la desmovilizada guerrilla. Opinión de Alberto Linero.

375787_Víctima le negó abrazo a senadora de Farc hasta que haya verdad // Foto: captura video Alcaldía de Bogotá
Víctima le negó abrazo a senadora de Farc hasta que haya verdad // Foto: captura video Alcaldía de Bogotá

Es viral un vídeo en el que se muestra un aparte de un evento de reconciliación en Bogotá, al que asistieron congresistas del partido Farc y víctimas de la violencia. En un momento, la congresista Sandra Ramírez le dijo a la Señora Carmenza Adriana López: “Le pido perdón por ese dolor que sufrió, que nosotros causamos en algún momento, señora Carmenza. Le pido de corazón que nos demos un abrazo en reconciliación. Me iré tranquila, muy tranquila a mis actividades, sabiendo que he recibido ese abrazo que, como mujer, siento el dolor que ha sentido sumercé”.

Ella, Carmenza, se negó al abrazo, y con un tono sincero y dolido le respondió: “Ese abrazo lo recibiré el día que ustedes me digan la verdad. Quiero saber la verdad. Dejemos, y poco a poco, vamos construyendo esta paz y podremos tener ese abrazo, pero que sea justo”.

Me impresionó mucho el vídeo, y quiero ir más allá del contexto político y judicial, ya que no quiero quedarme en todas las posiciones contrarias que en ellos se generan, prefiero pensar en la dimensión existencial para señalar 4 reflexiones que me hacen crecer como ser humano:

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1. La reconciliación es un proceso que cada uno vive a su ritmo y desde sus valores. No podemos imponerle a nadie que perdone o no, esa es una decisión libre, construida desde las experiencias que se han tenido.

2. Los signos de la reconciliación tienen que ser sinceros y expresar lo que siente el corazón. No nos podemos acostumbrar a abrazos y besos que no comunican todo lo que hay en el ser. Si en ese momento no se siente dar un abrazo, es mejor no darlo, y construir los contextos para poderlo dar sinceramente un día.

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3. El poder de la verdad, muchas veces lo que más duele es no saber por qué, no entender qué pasó o aún peor, no saber dónde está el familiar víctima. La verdad sana, libera y empuja experiencias de perdón. Bien decía el hijo de María: “La verdad los hará libres”.

4. Pedir perdón implica humildad para aceptar la respuesta de la persona que ha sido víctima de nuestras acciones. Solo desde la humildad y la verdad, tiene sentido hacerlo.

Creo que estos actos nos aportan mucho a nosotros, que queremos salir de la barbarie de la violencia, que nos negamos a seguir matando y que creemos se puede construir un país en paz.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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