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Lecciones de la historia de joven que se ganó la lotería hace 18 años y ahora vive en la pobreza

Dios a veces bendice quitando y otras veces maldice dando. Este tipo de paradojas nos da varias lecciones. :

Albert Linero Instagram @PLinero.jpeg
Albert Linero
Foto: Instagram @PLinero

De las vainas que más me cuestionan en la vida son las paradojas. Entiendo por ellas un hecho que parece contrario a la lógica, y que generan cuestionamientos, porque nos muestran que el pensamiento no es tan lineal como a veces creemos y que tiene lógicas que no son tan evidentes. Ayer leí la noticia de la historia de Callie Rogers, una mujer británica que en el 2003, a sus 16 años, se ganó la lotería de Gran Bretaña. Hay que decir que su nombre se hizo muy popular porque era la persona más joven en ganarse esa lotería; obtuvo 1,8 millones de libras esterlinas. Sin embargo, hoy vive gracias a “Universal Credit”, un subsidio económico que da el Gobierno de Reino Unidoa los ciudadanos sin trabajo o que tienen ingresos muy bajos.

Pues es obvio que la manera en la que manejó la fortuna, no solo hizo que la perdiera fácilmente, sino que también tuvo como consecuencia que se desestabilizara toda su vida. La historia de cómo algo que parece extraordinario y excelente se vuelve fuente de dolor y tristeza, seguro se repite en otras circunstancias en personas que conocemos o hasta en nosotros mismos.

Es una paradoja que me permite varias lecciones. Se las comparto:

1. No podemos conformarnos con lo que parece obvio y lógico, es necesario ser capaces de analizar en profundidad y descubrir las dinámicas que puede tener la realidad para saber actuar con inteligencia y prudencia.

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2. Tenemos que estar preparados para manejar el éxito, el triunfo o las situaciones agradables que vivimos; es necesario ser organizados, tener capacidad de sacrificio y ser disciplinados para gozar a plenitud lo bueno que nos pasa. No podemos perder el control de la vida por un chispazo de “buena suerte” en el camino. El éxito definitivamente es fruto de la planeación, el esfuerzo y el talento; no simplemente algo que cae del cielo

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3. Necesitamos tener un proyecto de vida que nos permita alinear las situaciones que vayan sucediendo en función de la meta que tenemos y que queremos alcanzar. Cuando no sabemos para donde vamos, terminamos donde no queremos, y muchas veces esa termina siendo una fuente de infelicidad.

La historia de esta mujer me hizo recordar una expresión macondiana de mi abuela: “Dios a veces bendice quitando, y otras veces, maldice dando”. Sonrío porque definitivamente, contra todo pronóstico de la lógica, parece cierto.

Escuche aquí la opinión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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