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Ojo con la pólvora: un momento de diversión puede terminar en tragedia

Por ningún motivo se debe dejar a los niños jugar con la pólvora. Un momento de diversión puede terminar en tragedia.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía Alberto Linero

Dos niñas de 11 años y un hombre de 20, son los primeros quemados con pólvora este diciembre, según reportó el Instituto Nacional de Salud. La verdad, esta podría ser una noticia de cualquier inicio de este mes en cualquier año, ya que pese a todas las campañas preventivas, año tras año, son muchas las víctimas de la pólvora. Solo en 2018 fueron 304 y en 2019 215 los niños lesionados en todo el país en las fiestas. Alguien pudiera decir que las cifras han decrecido, pero la verdad es que no debiéramos tener ni un solo niño quemado.

Entiendo que esta es una práctica muy arraigada en la cultura popular colombiana, pero es necesario que comprendamos que las fiestas decembrinas se pueden vivir de mejor manera, sin exponer la vida de los niños.

El gobierno este año ha lanzado la campaña: “La fiesta eres tú, no la pólvora”, buscando recordar qué es lo importante de este tiempo. Tal vez respondiendo a una de las frases que más expresan los colombianos: “es que navidad sin pólvora, no es navidad”, como si lo central de la celebración estuviera en esta sustancia tan inestable, tan sensible a golpes y a cualquier cambio de temperatura; y no en las personas reunidas en familia.

A mí particularmente no me gusta la pólvora, no la veo necesaria -además por todo el daño que también le causa a las mascotas-; pero entiendo que a otros les guste, y creo que lo importante es que sean expertos y nunca niños los que la manipulen.

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Tiene que quedar claro que es una responsabilidad, primero de los padres de familia, los cuales deben estar atentos a los niños y por ningún motivo deben dejarlos jugar con esta peligrosa sustancia, creyendo que todos se pueden quemar, menos sus hijos. Ellos tienen que evitar que la vida de los pequeños quede marcada para siempre por un accidente que fácilmente puede ser evitado.

Pero también la sociedad en general tiene que generar unas dinámicas que no permitan estas acciones, y que termine sancionando a los adultos y en especial a los padres de familia que propician que sus niños salgan lesionados.

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No hay que perder de vista que un momento de diversión, puede terminar convertido en una tragedia mayor que marcará negativamente la vida de los niños para siempre y golpeará a la familia completa. Alejarlos de la pólvora, es propiciarles un futuro más feliz.

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