En mi época de niño no había esta fiebre de disfrazarse y de celebrar Halloween, se celebraba el Día de los angelitos el 1 de noviembre y se cantaba algo así como: “Ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo limosna para nosotros mismos”.
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Era una oda a la alegría y la bondad de los niños. Hoy eso está olvidado y la fiesta es la de Halloween, una fiesta con unas raíces culturales muy distantes a nosotros, que se ha vuelto una gran oportunidad para mostrar la creatividad para disfrazarse.
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Lamentablemente, esta fiesta también se ha convertido en una oportunidad para que delincuentes cometan crímenes contra niños.
Quiero recordarles a los papás que deben estar muy atentos de sus hijos, en esta celebración como todos los días.
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Escuche aquí la editorial de Alberto Linero en Mañanas BLU.