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Temas que duelen

"El presbiterado femenino y el celibato opcional son necesarios muy pronto en la Iglesia"

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BLU Radio, Alberto Linero / Foto: BLU Radio

Entré al Seminario a los 17 años, luego de haber hecho durante un año un intenso proceso de discernimiento. Viví feliz y contento al interior de la Iglesia. Fueron años de estudio, de fraternidad, de servicio y de mucha experiencia espiritual. Fueron 33 años viviendo en las dinámicas institucionales de la vida eclesial. Soy agradecido con todo lo que allí viví y aprendí. Conocí hombres y mujeres extraordinarios que desde sus limitaciones humanas servían apasionadamente al Dueño de la vida. No fui testigo de estas manifestaciones de abusos que el papa Francisco ha reconocido.

Vea también: Francisco, contra la lacra de los abusos en la Iglesia: opinión de Alberto Linero

En el suplemento 'Donne Chiesa Mondo' (Mujeres, Iglesia, Mundo), 'L'Osservatore Romano', Luccetta Scaraffia trataba uno de los asuntos más espinosos y ocultos de la Iglesia católica. “¿Por qué no se habla de los obispos que violan monjas?, se preguntaba la autora, que denunciaba que muchas religiosas se ven se ven obligadas a abortar o a abandonar la vida consagrada después de sufrir abusos sexuales por parte de sacerdotes y obispos. El papa en el vuelo de vuelta este martes a Roma tras concluir su viaje a Emiratos Árabes Unidos, afrontó este problema y reconoció que hay eclesiásticos «que hicieron eso». Francisco dijo que las violaciones a monjas se dan «en todas partes», si bien son más frecuentes en «algunas congregaciones nuevas y en algunas regiones». África e India son los territorios donde este fenómeno es más habitual. Sin querer dar nombres ni países concretos, el Pontífice aseguró que el Vaticano lleva «mucho tiempo trabajando con este asunto» y que «varios clérigos» han sido apartados por este motivo, que también está detrás de la disolución de algunos institutos religiosos femeninos.

El papa se comprometió a «hacer más» para atajar esta lacra y aseguró que «tenemos la voluntad de hacerlo». Este nuevo escándalo es un mazazo a los creyentes de todo el mundo porque muestra la necesidad de cambios urgentes en la estructura eclesial. Es necesario que se dejen a un lado esas dinámicas patriarcales que subyugan a las mujeres, es hora de tener unas prácticas que den cuenta de la igual dignidad entre hombre y mujer que atraviesa la revelación bíblica. Pero sobre todo es hora de tener una mirada más sana y natural sobre la sexualidad. Es importante reconocer el delito, el pecado, pero no basta. Es necesario hacer algo para que no vuelva a repetirse. Temas como el presbiterado femenino, el celibato opcional y dinámicas más democráticas en la vida eclesial son necesarias muy pronto.

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No se puede ser tozudo y creer que las cosas cambian sin acciones concretas. No se puede seguir creyendo que todo el que señala estos lunares es un enemigo de nuestra fe. Dios nos ayuda y nos bendice pero nos corresponde a nosotros actuar con decisión y responsabilidad. Los creyentes podemos lograr que del mundo desaparezca el machismo y que las mujeres puedan desarrollarse sin ninguna de esas manifestaciones destructoras que un mundo androcéntrico ha generado.
 
 

 

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