Mañana se celebra una de esas fiestas importadas que generan gran participación. Una celebración a la que NO se le puede entregar ningún sentido religioso. Simplemente su auge responde a la necesidad de una sociedad de recrearse. De hecho, son muchas las personas que les gusta disfrazarse y burlarse de la realidad asumiendo roles bien distintos a los que a diario tienen.
Esta vez la celebración será atípica, como la mayoría de cosas que hemos vivido en los últimos meses. Ya que La Pandemia exige que se realice de con varias limitaciones. No puede haber fiestas, ni aglomeraciones de personas adultas, ni peregrinaciones de niños de casa en casa cantando “Quiero paz, quiero amor, quiero dulces por favor” para pedir dulces. La presencia del COVID en nuestras calles, exige mucha creatividad y disciplina para poder vivir en los hogares esta fiesta.
Por ejemplo, mi hermana me dice que hará una carrera de observación al interior de su casa, para que Tiago y Sergio, sus dos niños pequeños, descubran los dulces que ella previamente va a esconder, y así se puedan divertir; otros padres han organizado diferentes juegos con los niños para que vivan una jornada de alegría.
Es el momento de ser muy disciplinados y rigurosos, porque un error puede significar contagiarse o contagiar a algunas de las personas adultas mayores con las que se vive y ocasionar la muerte. Pero, además, la situación se agrava, porque ayer el DANEreveló que un millón 800 mil hogares (más de 5 millones de colombianos) no recibieron ingresos por temas laborales durante septiembre de 2020. Sincelejo, Cúcuta y Cartagena, son las ciudades en donde hay más población sin ingresos. Esto muestra el ambiente de crisis económica en la que también se va a celebrar esta fiesta.
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Tengo claro que siempre hay que sacar de las situaciones lo mejor, por eso:
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1. Es una oportunidad para que la familia nuclear se reúna y compartan un buen momento. Dialogar y jugar puede ser una gran tarea. Dedicarnos tiempo, será siempre la mejor manera de expresar el amor que nos tenemos.
2. Enseñarles a los pequeños a través del testimonio, la responsabilidad de cuidarse y cuidar a los que se aman.
3. No vale la pena preocuparnos por el posible confinamiento, sino ocuparnos en cumplir todas las normas de bioseguiridad, y de esta manera evitar que las cifras de contagio se eleven.
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