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Pagaría usted 2.000 dólares por estos tenis viejos: reflexión de Alberto Linero

A pesar de las críticas, muchos comprarán solo para estar a la moda.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: BLU Radio

No sé nada de marcas importantes y especiales. Lo que compro, lo compro porque me gusta sin importar si a los demás les parece lindo, lujoso o valioso. Tengo la claridad de que las marcas tienen un valor de utilidad y también uno estético, pero no me hacen ser ni más ni menos de lo que ya soy.

Por eso no entendía muy bien la discusión sobre los últimos zapatos de Balenciaga. Son unos tenis rotos, viejos y de un estilo muy desgastado. Sacaron 100 y tienen un valor en el mercado de 2.000 euros; muchas personas han reaccionado en las redes sociales criticando el modelo y diciendo que si acaso la marca considera estúpidas a las personas para proponer algo así.

El hecho me ha generado dos preguntas que propongo esperando provocar reflexiones en cada uno de los que me escuchan: ¿No es nuestra responsabilidad darles tanto valor a esas marcas, hasta el punto de que ellas crean que pueden proponernos cualquier cosa? Es decir, los responsables de que ellas piensen que pueden vendernos unos zapatos añejos y rotos, está en el valor que nosotros le hemos dado como marca, valor que sin duda responde a las necesidades interiores de reconocimiento que tienen los seres humanos. Es un valor más simbólico que económico.

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Y, la segunda pregunta que me surge es, ¿realmente cuáles son los valores estéticos que están allí presentes? Es decir, ¿qué buscan comunicar?, ¿belleza? O ¿buscan imitar la situación de los zapatos de los jóvenes pobres del mundo? Tal vez esa pregunta puede ubicarnos frente a los distintos productos que nos invitan a comprar.

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Ahora, sin duda esta situación es la oportunidad de tener una actitud crítica frente al consumismo y el esnobismo que impulsa a muchos a gastar lo que no tienen. Lo más preocupante es que estas colecciones siempre son fruto de exhaustivos estudios que les permiten creer que los podrán hacer tendencia. Así ha pasado con otras colecciones de sus prendas de vestir y es que, quizá, eso es lo más terrible: que, a pesar de las críticas, muchos los comprarán solo para estar a la moda.

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