Boyacá sigue celebrando declaratoria de tejo como deporte patrimonio de la nación

José Albeiro Muñoz Galindo es un papicultor que vive en el barrio La Capilla, de Turmequé, en Boyacá.

Después de una larga jornada llega a la cancha de tejo de Guillermo, junto a una de las iglesias de ese municipio, que lleva el mismo nombre del que además de ser deporte nacional, ya es patrimonio cultural e inmaterial de Colombia.

“Este es el municipio donde nació el turmequé, aquí lo que queremos es que la gente de otras ciudades venga y conozca todo lo bonito que tenemos, porque esto no lo tiene todo el mundo y debemos protegerlo porque es el legado de nuestros ancestros”, cuenta el hombre de unos sesenta años que juega tejo cada semana.

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Gratiniano Machete es otro adulto mayor, de unos ochenta años, que se siente muy orgulloso por el arraigo de su pueblo y hace el llamado para que las próximas generaciones conserven la tradición no solo como un juego, sino como un deporte con carácter de exportación.

“Hay muy buenos jugadores y, en ese sentido, hay mucha gente que se prepara en ese sistema, y creemos que hay que dar prioridad a los niños y que salgan unos buenos jugadores”, cuenta el hombre orgulloso del deporte nacional.

Son las nuevas generaciones quienes empiezan a considerar el tejo como un elemento importante de conservación cultural. Junto a su esposa y su hija de 7 años, Nelson Rodríguez, quisiera que su niña guardara el deporte para su futuro de manera profesional.

“A mí también desde niño me gustó el tejo y ahorita ya como padre me gustaría como decir que mi niña también fuera una jugadora”, manifiesta el hombre que, además, compite en varios certámenes departamentales.

El proyecto impulsado por Nelson Guerra y Miguel Ángel Gómez pasó por el Congreso y fue una sorpresa que fuera declarado patrimonio nacional, ahora buscan que tenga la fuerza suficiente para que la UNESCO lo tenga en cuenta y lo declare patrimonio de la humanidad.