es solo entendido por los mismos grafiteros.
“En la calle cuando uno está pintando hay un código que se va estableciendo. Mucha gente pinta no para que lo entienda la gente del común, sino que pinta para los otros grafiteros y eso se vuelve una especie de diálogo”, explicó.
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Reveló que no existe un lugar específico para hacer grafitis, pero dijo que hay algunas zonas como el Centro y Chapinero es donde más hay influencia.