El viaje inaugural: cuando nadie se quería bajar del primer metro en Colombia

Diego Alberto Giraldo tiene hoy 48 años. Aún recuerda aquel 30 de noviembre de 1995, cuando ansioso, pero orgulloso, fue quien dio marcha al viaje inaugural del que se convertiría en el mejor medio de transporte en Colombia, el metro de Medellín.

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Tenía 24 años, era estudiante de ingeniería eléctrica y había ingresado a Metro solo seis meses antes, en mayo de 1995. Se preparó entre aulas de clase y simuladores.

“Era algo muy rico. Era algo fenomenal para nosotros poderlo sentir, poder conducir y ver cómo podíamos mover un tren de estos que pesa 33 toneladas”.

Había llegado el día y Diego estaba listo con su tren en la estación Alpujarra. En su cabina, a las 11:00 de la mañana, viajó el presidente de la República, Ernesto Samper; el gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe; y el alcalde de Medellín, Juan Gómez Martínez.

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Recordó cómo fue ese momento cuando compartió con las personalidades nacionales: “No podíamos iniciar marcha porque el tren se llenó muchísimo, no dejaban cerrar puertas y nos tocaba dejar muchos mensajes por altavoces para que nos dejaran cerrar. Fue algo muy emocionante, yo en ese entonces era solo un estudiante y ya estaba manejando un tren”.

Aunque era conductor de cuatro horas, los primeros días Diego trabajaba hasta 10 horas. Estaba feliz y emocionado porque sus pasajeros no se querían bajar del tren. Para esa época, el costo del tiquete era de 300 pesos por persona.

“Luego del viaje inaugural, las personas nos pedían el autógrafo por ser los conductores del Metro y eso era algo muy bonito para nosotros. Mis papás se sentían muy orgullosos y felices al escuchar a su hijo hablar por los altavoces del tren”

Veinticuatro años después, Diego continúa en su labor en el Metro de Medellín. Actualmente, es el jefe de infraestructura, área encargada del mantenimiento de la vía permanente y el suministro de energía, catenarias y estaciones.

“Yo me siento orgulloso de pertenecer a esta familia y poder ser parte de la Cultura Metro en todo el mundo. Me siento con la camiseta tatuada”, concluyó.

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