a la humildad y sencillez.
El padre aseguró que se nos llama a este mundo a servir desinteresadamente al prójimo, en especial al que sufre, al pobre, al desfavorecido. “El que se engrandece a sí mismo será humillado, el que se humilla será engrandecido”, recalcó.
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Asimismo, expresó que necesitamos ser pobres de espíritu ante Dios para que sea él quien nos llene y vivamos en plenitud.
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Finalmente, aseguró que el hombre que es humilde puede haber recibido muchos bienes, pero siempre tiene presente que todo lo que tiene se lo debe a Dios.