Un estudio hecho por la investigadora y docente de la Universidad Brigham Young, Laura Padilla-Walker, concluyó que aquellas personas que tienen hermanas habladoras tienen menor riesgo de deprimirse.
La profesional asegura que con los hermanos se imita, aprende y explora, por tanto, su importancia es igual o más vital que la de los padres.
En el estudio se observaron a 395 familias con más de un hijo. Se logró identificar que los niños tienen la capacidad de brindar a sus hermanos algo que los padres no pueden.
Los resultados concluyeron que de un hermano se aprenden más sentimientos de amabilidad y generosidad que de un adulto. Además, quienes tenían un hermano, tenían mayor seguridad en sí mismos, no se sentían solos y eran menos temerosos.
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