en en este medio.
“La frase de siempre es: la radio invita a soñar y la televisión a dormir. La radio tiene esa magia en donde sin uno sin ver a las personas y sin tener el contacto físico con los oyentes uno saben que están ahí”, dijo.
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“Cuando yo comencé a trabajar en radio, todavía había emisoras que usaban las cuñas en acetatos. Las cuñas se cortaban sobre esas placas de aluminio que estaban recubiertas con este sub producto del petróleo y entonces el operador de audio tenía que poner un disco en 30 segundo, porque tenía que quitar un disco y quitar otro”, reveló.
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Dijo que recuerda el día en que Alfonso Lizarazo lo apodó Manolo (Su verdadero nombre es Manuel) lo considera uno de sus momentos más importantes en su trayectoria de la radio porque “le cambió” la vida y agregó que “los nombres para radio deben ser sonoros como Juanita Kremer o Tito López pero además de eso la radio requiere voces con personalidad y con un diferencial”.
"La radio desde la tecnología a simplificado muchísimo las cosas. Sin embargo, esa facilidad nos vuelve perezosos”, puntualizó.
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Manolo nació en Bogotá en 1949, fue director de emisoras juveniles y adultas y tras su jubilación, creó la Escuela de Música Manolo Bellon.
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