en 1986 en Bergen, Noruega (hace 28 años) y luego en diferentes países del mundo; la novedad: cámaras fotográficas que captan la placa y le cobran después.
Este útil servicio para la movilidad en carreteras usa un sistema ETC (Electronic Toll Collection), usa un sistema de transpondedores (también llamados TAGs) de doble vía en la que el emisor (el instalado en el vehículo) y el receptor (el instalado sobre la carretera) cruza la información y la envían a un centro de datos donde se registra el paso, generando una factura, descontando el crédito o emitiendo una multa, en caso de no ser vigente.
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En un principio el emisor era una caja mediana, muy incómoda, que se debía instalar en el panorámico del carro, con el paso de los tiempos fue cambiando su tamaño hasta las dimensiones de una bussines card o tarjeta personal.
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El también llamado telepeaje o free flow se masificó en Latinoamérica en países como Argentina y Chile, y apenas está arribando en los demás, que entendieron las ventajas de no permitir flujos de carros reduciendo la velocidad constante de hasta 60 kilómetros por hora hasta los 0 por lapsos de hasta 4 minutos.
Esta tecnología, también conocida como telepeaje o free flow, necesitaba que los vehículos redujeran la velocidad hasta los 20 km/hr para que los transpondedores se pudieran comunicar.
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Hoy en día, y probado con éxito en la Florida (EE.UU.), los vehículos pueden desplazarse a 70 millas por horas y sofisticados equipos de fotografía de identificación biométrica toman fotos de las placas o matrículas de los vehículos. Ni es necesario evitar la trampa ni suscribirse previamente al sistema, ahora sí o sí el cobro será un hecho.
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