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Freixas (Barcelona, 1958) llegó a Bolivia para participar en la XXVI Feria Internacional del Libro de La Paz e impartir un taller sobre "Mujeres y Literatura" en el Centro Cultural de España en La Paz (CCELP).
En una entrevista con Efe, la autora feminista reflexionó sobre la situación que dejó la pandemia de la covid-19, durante la que se ha visto, por ejemplo, que "los hombres académicos universitarios han aumentado su producción y las mujeres la han disminuido".
A su juicio, las mujeres se encuentran en una situación "socialmente frágil" en la que, al igual que los segmentos en situación de precariedad, "cualquier crisis se vuelve contra ellas y desgraciadamente eso es lo que ha demostrado la pandemia".
"Las mujeres han renunciado más, hemos salido de la pandemia en una situación peor que la que teníamos. Por eso es engañoso ese discurso tan repetido de que se calcula que se va a tardar tantos años en conseguir la igualdad, porque eso es dar por supuesto que la igualdad avanza sola a un ritmo regular y nada más lejos de la realidad", dijo.
Freixas sostuvo que la igualdad avanza, pero también "retrocede", como ocurrió en Estados Unidos con la sentencia judicial sobre el aborto, lo que demuestra que "nada garantiza que vayamos hacia una mayor igualdad".
"No hay victorias definitivas y por suerte tampoco hay derrotas definitivas, no podemos dormirnos en los laureles", indicó.
Para la española, la cultura "es bastante retrógrada y frena la igualdad", pues "reproduce bajo nuevas apariencias los viejos modelos" y ha ayudado a mantener la discriminación hacia las mujeres "porque la endulza, la justifica, la legitima".
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Según Freixas, la literatura, la publicidad, la pintura o el cine presentan una visión "idealizada y normalizada" de problemáticas como la violencia machista o el acoso sexual, o perpetúan "la dominación de los hombres sobre las mujeres presentándola de una manera romántica, amable, o justificándola".
"Para que la cultura sea más igualitaria, la única solución es que las mujeres participen más en ella, participen más como creadoras, como gestoras culturales, como personas con poder en el mundo de la cultura, que tengan más autoría y más autoridad", manifestó.
Los cambios no se producen por sí mismos, sino que "las cosas las hacemos las personas", entonces para lograr una mayor participación femenina en la cultura hay que actuar en conjunto, indicó.
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"La única manera que yo conozco realmente eficaz de cambiar las cosas es que las mujeres nos asociemos y manifestemos nuestras críticas, nuestras reivindicaciones y nuestras propuestas", añadió.
Freixas puso el ejemplo de España, donde en las dos últimas décadas surgieron numerosas asociaciones de mujeres profesionales del mundo de la cultura, las artes, o las leyes, como Clásicas y Modernas, de la que es cofundadora y que apunta a dar visibilidad al trabajo femenino en todos los ámbitos culturales.
Destacó como un gran avance que el Ministerio de Educación en su país aprobara la inclusión del pensamiento de las filósofas en el currículo escolar, "porque si seguimos educando a las niñas y niños en la idea de que las mujeres no han hecho nada digno de mención, es muy difícil que las mujeres hagan cosas porque no se sienten amparadas".
Freixas recuerda que la mayor constante de su vida es ser escritora, a partir de haber tenido a una ávida lectora como madre, aunque ella quiso ir "un paso más allá" y hacer sus propios relatos.
En una de las actividades en la feria en La Paz, la española dialogó con otras autoras sobre "El oficio de escritora", que para ella "es muy importante" porque permite "conquistar una dignidad, una forma de autonomía y de poder que es la de tener la palabra" y dar una versión propia del mundo y la vida misma.
También dará una charla para "Entender(nos) a las mujeres leyendo novelas", con una línea de interpretación que plantea que "las mujeres tenemos un gran dilema" sobre todo desde el siglo XIX, "que es vivir para una misma o vivir para los otros".
Y su propia respuesta es no renegar de ser para los otros, entendiendo que para crear relaciones personales hay que hacer un cierto sacrificio en los intereses individuales, pero ese sacrificio no debe ser total, ni obligatorio, ni realizado sólo por las féminas, sino por hombres y mujeres por igual.
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