En la capital vallecaucana, una estructura de más de 26 kilómetros que protege la ciudad de posibles inundaciones del río Cauca se divide entre intereses públicos y privados.
El fondo de adaptación y la Alcaldía de Cali lideran la reubicación de más de 7 mil familias, quienes se asentaron en este dique progresivamente después de 1988 por múltiples causas y que ninguna administración ha podido contener, pese a que el deterioro de este escudo pone en riesgo las vida de más de 900 mil habitantes de la capital vallecaucana.
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En la historia del jarillón, como lo dice el exalcalde de Cali Apolinar Salcedo, se evidencia cómo Cali se ha formado legalizando lo ilegal. Por ello, y ante los inminentes riesgos que genera para la ciudad que una estructura protectora se fracture, la administración de Rodrigo Guerrero inició el censo y los desalojos de las viviendas en las que se han construido fábricas de bolsas, recicladoras y marraneras. Son el alojamiento de miles de desplazados y también de oportunistas que se han aprovechado de las necesidades de muchos despojados a quienes se les alquila lotes enlodados vendiéndoles el sueño de obtener una casa gratis.
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Existe ya un estudio geotécnico que expone más de siete puntos críticos del jarillón que, de fracturarse, permitiría el paso del río Cauca hacia el oriente de la capital vallecaucana.
En éste informe encontrará la historia de desplazados que decidieron venir a exponerse ante el río Cauca para obtener casa propia, los intereses que se mueven en medio de la miseria y las poblaciones vulnerables y el futuro de una estructura que además de ser una plataforma casi maternal se convirtió en el cumulo de todos los problemas que afronta el país en medio del conflicto y la paz.
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Carolina Tascón
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Periodista
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