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Un nuevo fluido de agua por uno de los túneles obstruidos de Hidroituango amenaza con un destaponamiento total que podría generar otra creciente aguas abajo del río Cauca.
Obreros, ingenieros y volquetas se ven ir y venir en las vías pantanosas de Hidroituango. Su objetivo: subir la presa, esa que se ve como un enorme muro de rocas, y elevarla hasta la cuota 410, es decir, hasta un nivel tan alto que permita empezar a evacuar el agua represada en el río Cauca de manera controlada.
Solo hasta ese momento la amenaza por una nueva creciente empezaría a reducir y con ella el riesgo para miles de familias que temen por sus vidas. Y es justo esa la motivación para quienes como Diego Álvarez, obrero de Hidroituango, trabajan día y noche pese a la preocupación de sus seres queridos.
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“Mi mamá y mi esposa me dicen que me devuelva, pero aquí estamos por un propósito: sacar a mi familia adelante y colaborarle a la gente que está en riesgo con el río taponado”.
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Estas labores tienen un rival: el tiempo y las constantes fallas que desafían a la ingeniería.
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La alerta máxima continúa en Puerto Valdivia, Puerto Antioquia, Cáceres y Tarazá.
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