El asesinato de Viviana Muñoz Marín, psicóloga que acompañaba la reincorporación de exmiembros de las Farc en Caquetá, dejó una profunda herida en su familia y en la entidad. Su viudo, Mauricio Quiroga, denunció en Mañanas BLU que la joven no contaba con garantías de seguridad en la zona donde trabajaba.
“Me decía que había unos participantes que eran terribles, que eran muy malos, que le daba miedo atenderlos. Que le daba miedo estar allá sola”, contó Quiroga.
“Ella era muy ética y muy prudente, teniendo en cuenta la información sensible y el tipo de población con la que trabajaba”, contó.
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La profesional fallecida ejercía labores en la conflictiva zona, para la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), desde el mes de agosto.
“La estaba acompañando un hermano, de 15 años, el menor. Vio que ya eran las 9:00 de la noche y ella no llegaba. Ahí fue que se prendieron las alertas e intenté comunicarme con la Policía que me colaboró muchísimo”, narró.
“Fue una noche bastante larga, uno noche terrible. Uno nunca se imagina estar en una situación de esas. Es la sensación de tener una persona desaparecida es indescriptible porque cada minuto es una eternidad”, indicó.
Quiroga contó que conoció a su fallecida esposa cuando trabajaba como enfermero. Al terminar el año rural, aseguró que el romance empezó.
“Ella después se vino a trabajar en Florencia y aquí nos encontramos, nos hicimos novios y nos casamos”, afirmó.
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