Pertenezco al mundo en el que la radio era el centro de los encuentros familiares. De niño, viví esa época de las radionovelas. Eran momentos en que las familias se sentaban alrededor de este mágico aparato a escuchar historias y a imaginar las más extrañas aventuras.
Le puede interesar: Criticar no es insultar, a propósito del caso Ignacio Greiffenstein: opinión del padre Linero
La radio es un extraordinario espacio para la confrontación de ideas.
Escuche completa esta columna: