Me gustan las redes sociales, trato de usarlas continuamente como una fuente de información, así como espacio de encuentro con amigos y todas las personas posibles, también expresando lo que pienso y siento. También me han hecho crecer algunas críticas respetuosas e inteligentes que he recibido. Pero ojo, también he tenido que soportar insultos y calumnias a los cuales evito contestar.
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No puedo negar que esto último me impresiona: el odio y las ganas de destruir que algunos manifiestan en algunas de sus publicaciones.
El caso de Ignacio Greiffenstein, a quien un insulto contra las seguidoras del senador Gustavo Petro le costó su renuncia a la dirección del servicio de televisión de la Presidencia, deja lecciones para todos.
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