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Consejo de ministros: los problemas del país no se solucionan con remedos de reality show

Durante seis horas, el presidente Petro terminó hablando de lo divino y de lo humano, regañando en vivo y en directo a sus ministros por el incumplimiento en los compromisos acordados.

Consejo de ministros
Consejo de ministros
Foto: Andrea Puentes/Presidencia de la República

Las duras tensiones que quedaron en evidencia anoche en vivo y en directo en el consejo de ministros realizado en la Casa de Nariño , mostraron un gobierno completamente dividido, sin método para resolver los problemas que aquejan a los colombianos y sobre todo, muy herido de cara a los 18 meses que le quedan a Gustavo Petro como presidente de la República.

Durante seis horas, el presidente Petro terminó hablando de lo divino y de lo humano, regañando en vivo y en directo a sus ministros por el incumplimiento en los compromisos acordados, intentando desmarcarse de la pobre ejecución de las metas del Ejecutivo que él lidera, asegurando que el presidente es revolucionario pero el Gobierno, no, incluso marcando distancia de los sectores políticos que lo llevaron al poder, tras asegurar que él no es de izquierda.

La llegada de Armando Benedetti como jefe de despacho presidencial y de Laura Sarabia como canciller terminaron siendo el “Florero de Llorente” que abrió la puerta a la cascada de inconformismos por sus nombramientos que no es reciente pero que hizo crisis en las últimas horas: la vicepresidenta Francia Márquez reveló las diferencias con el Presidente Petro y con Sarabia y mostró que la fractura del Gobierno es más profunda de lo que se esperaba:

Por un lado están los exintegrantes del M-19 y miembros de la izquierda tradicional, los sectarios en palabras del presidente Petro, como Augusto Rodríguez, Jorge Rojas, Alexander López y Gustavo Bolívar, otro bando de la izquierda más joven como Susana Muhammad y Andrés Camacho y dos bandos adicionales: uno que comienza a liderar Armando Benedetti y otro el de Laura Sarabia.

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Llamó poderosamente la atención la vehemente defensa de Armando Benedetti que hizo el presidente Petro, comparándolo con Jaime Bateman, hablando de las segundas oportunidades y comenzando a agitar la misma bandera política que le resultó exitosa en 2022: Petro se desmarcó de la izquierda tradicional y dogmática e increíblemente termina haciendo una acrobacia argumentativa para decir que en el gobierno deben coexistir todos los sectores políticos, algo que él mismo dinamitó al romper relaciones con sectores de centro y llevar a la máxima tensión, su relación con el Congreso. Esa actitud sin duda nos muestra a un presidente en campaña de cara al 2026.

Al final del lamentable espectáculo en el que se convirtió el consejo de ministros de anoche, el desasosiego embarga a quienes consideran que los colombianos necesitan que alguien gobierne el país, con método. Los problemas en energía, en salud, en orden público, en finanzas estatales son graves y no se solucionan con tristes remedos de reality show.

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