El país no puede repetir la historia del exterminio de la UP: opinión de Ricardo Ospina

Mientras el presidente Iván Duque está de gira por Europa, en Colombia el asesinato de exguerrilleros de las Farc desafía la implementación del acuerdo de paz, que también es uno de los asuntos que más preocupan a la comunidad internacional.

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En los últimos días esos crímenes han azotado el suroccidente del país. Los casos más recientes son los homicidios de Anderson Pérez en Caloto, Cauca, y Daniel Esterilla en El Charco, Nariño, cometidos el lunes 17 de junio.

Esta situación, que es de la mayor gravedad, motivó una airada reacción de Rodrigo Londoño, jefe del partido Farc, la posterior respuesta del presidente Duque desde Londres y las explicaciones del alto Consejero Presidencial, Emilio José Archila, desde Bogotá.

‘Timochenko’ firmó un comunicado que tituló: “Presidente Duque, ¿hasta cuándo?”, y convocó de urgencia este viernes a las directivas del partido Farc para dar respuesta a la que calificó como “provocadora estrategia de los enemigos de la paz”.

La respuesta del gobierno se hizo por Twitter: el presidente ordenó una reunión urgente del Ministerio de Defensa, Fuerzas Militares, Policía, Fiscalía, la Unidad Nacional de Protección y el Comisionado de Paz, para reforzar los anillos de protección en los espacios territoriales y pidió un plan para fortalecer la seguridad de los exguerrilleros.

Luego, el alto Consejero para la Estabilización Emilio José Archila dijo que “el enemigo no es el gobierno” y agregó: “Nos interesa mantener seguros a todos los excombatientes que se acogieron a la legalidad”.

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Las cifras de asesinatos de exguerrilleros varían de acuerdo con la fuente, pero en todo caso son dramáticas: después del 1 de diciembre de 2016, día de la firma del acuerdo del Teatro Colón, han sido asesinados según el Gobierno y la Fiscalía 168 personas entre excombatientes y sus familiares, mientras que las cifras del partido Farc indican que han sido asesinados en total 135 exintegrantes de ese grupo.

El país no puede repetir con el partido Farc la infame historia del exterminio de la Unión Patriótica, cuyos miembros fueron asesinados por una macabra alianza entre paramilitares, narcotraficantes y algunos integrantes del Ejército, bajo el argumento de que sus miembros tenían vasos comunicantes con la guerrilla.

Hoy, la Fiscalía tiene que contarle al país quiénes están matando a los exguerrilleros de las Farc, si son o no crímenes sistemáticos, si detrás de esas muertes hay motivaciones políticas o solamente se trata de retaliaciones o quizás de actuaciones de disidencias, del ELN y del narcotráfico.

Para el Gobierno el reto es mayúsculo porque esta se debe convertir en la mejor muestra de lo que ha dicho el presidente Iván Duque reiteradamente en el sentido de que apoya la implementación del acuerdo de paz y que el Estado protegerá y le cumplirá a miles de exguerrilleros que decidieron dar un paso al costado de la vida violenta y hoy forman parte de la sociedad desarmada.
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