¿Con los días contados? Columna de Óscar Montes

No es muy difícil predecir el futuro de la llamada Ley de Financiamiento si el Gobierno insiste en su propuesta de gravar más del 80 por ciento de los productos que conforman la canasta familiar.

Si el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, no encuentra alternativas distintas para financiar los 14 billones de pesos que hacen falta en el presupuesto general de la Nación del próximo año, la Ley de Financiamiento tendrá un entierro de tercera.

En estos momentos no hay ni tiempo para grandes discusiones, puesto que la Ley de Financiamiento deberá ser aprobada antes de que el Congreso de la República termine de sesionar en diciembre próximo, ni el Gobierno tiene las mayorías que le garanticen su aprobación, tal y cómo está proyectada.

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Una reforma tributaria tan agresiva no tiene futuro en el Congreso, ni dándoles mermelada a los congresistas. El 2019 será un año electoral y muy pocos senadores y representantes querrán ponerse la soga en el cuello, apoyando una Ley que prácticamente ahorca a la clase media colombiana.

Así las cosas, que Carrasquilla y su equipo dejen la pereza mental y se pongan a buscar esos 14 billones de pesos en otros frentes distintos al de los bolsillos de la clase media colombiana.

Uno de ellos sería, por ejemplo, meterle los dientes a la evasión y a la corrupción, que es por donde se evaporan miles de millones de pesos todos los años.