De acuerdo con un informe de Medicina Legal, el cadáver hallado en las últimas horas en un lote enmontado del sector de Miramar, norte de Barranquilla, corresponde a Brenda Pájaro Bruno, quien se encontraba desaparecida desde el 25 de julio.
Se trata de una terrible noticia para los familiares de Brenda, de 44 años de edad, quienes tenían la esperanza de hallarla con vida, después de varias semanas de una intensa búsqueda por toda la ciudad. Las autoridades desconocen los móviles del crimen, así como las identidades de los asesinos.
El alcalde de la ciudad, Alejandro Char, pidió a través de su cuenta de Twitter, tanto a la Fiscalía, como a la Policía, “acciones inmediatas y contundentes para que todo el peso de la ley caiga sobre los responsables”.
Hace bien el alcalde Char en exigirle a las autoridades mayor contundencia en sus acciones contra los delincuentes, pues la inseguridad que padecen los ciudadanos se ha convertido en un verdadero calvario.
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El crimen de Brenda Pájaro no puede quedar en la impunidad. Las autoridades deben proceder con prontitud, rigor y eficacia para identificar a los autores del asesinato y esclarecer los móviles del mismo.
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Pero se requiere también que la Alcaldía de Barranquilla inicie de inmediato la limpieza y el “desmonte” de decenas de lotes “enmontados” que encuentran en toda la ciudad y que se han convertido en guarida de delincuentes, como violadores y atracadores.
Esos lotes deben ser intervenidos por la Administración Distrital para que sus propietarios asuman su control. La vigilancia y supervisión de los mismos debe ser mucho más estricta.
La muerte de Brenda, ocurrida, al parecer, en uno de estos lotes seguramente pudo evitarse, si los delincuentes no hubieran encontrado refugio en ese sector de la ciudad.
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