Las cifras de maltrato a la mujer en el Atlántico y Barranquilla siguen creciendo. Cada día que pasa hay un nuevo caso, más dramático y alarmante que el anterior.
En lo que va de este año ya son 720 mujeres que han sido golpeadas por su pareja o exparejas y 31 asesinadas.
Muchas de las golpeadas se encuentran en estado crítico de salud. Se trata de una verdadera tragedia que sucede ante nuestros ojos sin que nadie parezca interesado en ponerle fin.
Las campañas que hacen las entidades a cargo de combatir ese flagelo, como las Secretarías de la Mujer, carecen de la eficacia o la contundencia suficiente para hacerle frente a dicha calamidad social.
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Más allá de la conmemoración de una fecha especial, poco o nada es lo que merece destacarse en lo que tiene que con su gestión para defender la integridad física y la vida de más mujeres del departamento y la ciudad.
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La verdad triste y lamentable es que no existe una política pública que permita combatir este flagelo con la contundencia que amerita.
Los hogares y las escuelas, como núcleos sociales, tampoco han cumplido a cabalidad con su función. Las autoridades tampoco muestran resultados contundentes en este frente.
Mientras siguen los anuncios que hablan de campañas que no funcionan, las mujeres del Atlántico y Barranquilla padecen a diario todo tipo de vejámenes y violaciones por parte de sus parejas o exparejas.
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