El rector de la institución, Carlos Prasca, anunció que a través de sistemas biométricos y reconocimiento facial, se controlaría el acceso de estudiantes y vehículos que acuden a la sede norte de la universidad.
Dicha medida fue adoptada luego de que se conocieran denuncias de la presencia de redes de microtráfico de drogas en la institución además de una fiesta clandestina en un salón del edificio de arquitectura en donde hubo consumo de sustancias alucinógenas.
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A través de un proceso licitatorio se prevé que el proyecto, el cual tendría un valor $1.100 millones, esté listo en aproximadamente cinco meses.
Finalmente, con dicho proyecto se pretende también tener control del ingreso de particulares.
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