En 1920, reunidos en un café se encuentran el poeta y dramaturgo Hugo von Hofmannsthal, el compositor más famoso de la época: Richard Strauss, el director teatral Max Reinhardt, el diseñador escénico Alfred Roller y el director de orquesta Franz Schalk. Están debatiendo la posibilidad de crear un festival de música inspirado en el de Bayreuth en Baviera, en marcha desde 1876 y que homenajea las obras del compositor alemán Richard Wagner. La idea es hacer algo parecido en Salzburgo, alejada de las grandes metrópolis culturales y que además resulta ser la ciudad natal de otro brillante compositor: Mozart. Es entonces cuando nace el Festival de Salzburgo, una autentica revolución artística, y para celebrarlo como cualquier revolución queridos estudiantes, lo haremos bajo el abrigo de la música.
Laura debe alejarse de todos y de todo. Busca refugio para que sus planes no sean descubiertos y Gonzalo empieza a sospechar que algo no anda bien con la que él creía que empezaba a ser mucho más que su compañera de trabajo. Mientras tanto, una nueva contratación llega a Radio Dorado y con su galantería y su voz profunda, mueve los corazones no solamente de la audiencia de la emisora.
Es la noche del concierto de la Orquesta del Caribe en el Hotel Continental. Radio el Dorado se ha propuesto hacer una transmisión en vivo. Todo un reto, y como es la primera vez, los problemas no son pocos. Sin embargo, la situación termina uniendo mucho más a Gonzalo y a Laura hasta que un encuentro inesperado pone en peligro su continuidad en la emisora.
Gonzalo y Laura deben ganarse a pulso la oportunidad para ser los nuevos locutores de Radio Dorado. Gonzalo echa mano de su creatividad e ingenio costeño y Laura debe demostrar que es mucho más que una mujer bonita y que es más capaz que muchos hombres para tareas que se cree que solamente pueden hacer ellos.
Las cosas en Radio Dorado están patas arriba, sin embargo, el papá de Laura decide que no cerrará la emisora. Laura y Gonzalo se encuentran en una situación que no puede ser más extraña y en la que ambos se la están jugando toda con tal de hacer lo que más les gusta: estar frente a los micrófonos.
La violencia que se respira en el pueblo pone a Gonzalo contra las cuerdas y lo obliga a tomar una difícil decisión. Laura desea hacerse cargo de la emisora de su padre, pero él no quiere ver a su hija en un trabajo que les corresponde a hombres, así que le pone mil condiciones y peros. Laura está dispuesta a arriesgarlo todo con tal de cumplir su sueño, no importa si debe cambiar su vida por completo.