Diana Obando nació en Bogotá, pero parece un animal de monte: medio esquiva, medio misteriosa. Su trabajo literario es igual, lleno de palabras que parecen traídas de escrituras sagradas. La literatura de Obando no pretende llegar como una flecha a un punto rojo, sino que parece una serpiente con alas revoloteando en lugares que no parecen reales, entonces cuando una la lee parece que me cubriera un manto precioso y oscuro donde los sentidos afloran en la piel y donde la belleza es de otra sustancia. En esta conversación con Obando hablamos de plantas y de armas romas que no hieren sino que unen. Ojalá esta charla les lleve a jardines nuevos.
Nietzsche consideraba que entre sílabas y palabras se establecía un ritmo que es fundamental para escuchar las ideas. Además, para que uno se compenetrara con esas ideas tenía que recitarlas. Escuchen su historia en este capítulo de #ElHiloHJCK.
En esta obra, que terminó un año antes de morir, Eduardo Galeano sale a cazar para mostrarnos con crudeza, con humor, con ternura, el mundo en que vivimos,
Bolet decía de sí mismo que era un "pianista nato." Para él, tocar el piano era tan natural como respirar. Era un hombre alto, con las manos grandes y dedos fuertes. Eran perfectos para la realización de las obras de compositores románticos con fuertes exigencias percutivas, como Franz Liszt y Frédéric Chopin. Esta es su historia.
En 1969, Vivian Gornick empezó a escribir sobre feminismo para el Village Voice. En "Mirarse de frente", su libro publicado en 2019 por la Editorial Sexto piso, Gornick escribe sobre sus impresiones del movimiento y la mayor enseñanza que dejó para el resto de su vida.