Durante los meses de marzo, abril, octubre y noviembre, temporadas donde aumentan los problemas por la calidad del aire en el Valle de Aburrá, también crecen las consultas a urgencias por problemas respiratorios y cardiovasculares.
Según el docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Juan Gabriel Piñeros, los ciudadanos piensan que estar en nivel amarillo no representaría un riesgo para la salud, cuando la realidad es otra, pues la problemática vendría afectando a la ciudad desde hace varios años pero solo hasta ahora se le ha prestado atención.
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El docente recordó que según estudios internacionales, la contaminación podría llegar a ser cancerígena y se relaciona con afectaciones en vías respiratorias y urinarias.
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