Suárez explicó que su labor es convencer a los productores para que los alimentos que son desperdiciados tengan un fin benéfico y poder llevarlos a comunidades que en verdad necesitan estos recursos.
“Convencemos a las empresas productoras y comercializadoras, y a los agricultores que no destruyan los alimentos, la prioridad es consumo humano antes que el compostaje”, dijo Suárez.
“Rescatamos alimento y no alimentos y en este sector también manejamos temas de aseo. Lo que hacemos es tocar la puerta de estos empresarios convencerlos que botar alimentos no es ético y decirles que puedo recoger ese alimento que no se ha vencido y lo puedo llevar al banco, luego acordar visitas semanales para recoger lo que estén dispuestos a entregar”, agregó.