Tengo que ser claro: no fui testigo de esas manifestaciones de abuso que el papa Francisco ha reconocido, sobre curas y obispos que abusaron de monjas. Ojo, no se puede seguir creyendo que todo aquel que señala esos crímenes es un enemigo de la fe.
Los creyentes tenemos que hacer que en el mundo no haya machismo y que las mujeres puedan desarrollarse sin ninguna de esas manifestaciones destructoras que un mundo androcéntrico ha generado.
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