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Las tres lecciones sobre la discapacidad que me dio Sammy Quillero

Quisiera compartir estas enseñanzas con ocasión del Día internacional de las personas que viven en condición de discapacidad. Son más de 3 millones de colombianos los que viven con esta condición.

Sammy Quillero : Foto: Instagram @sammyquillero_dj.jpeg
Sammy Quillero / Foto: Instagram @sammyquillero_dj

Hace 14 años, cuando ejercía el ministerio del presbiterado, bauticé a Samuel Martínez Alcázar, hijo de dos amigos periodistas. Él nació con discapacidad visual, es decir, es ciego. En el acompañamiento que le brindé a él y a su familia, fueron muchos los aprendizajes que me quedaron y que quisiera compartir este jueves, teniendo en cuenta que es el día internacional de las personas que viven en condición de discapacidad, y que son más de 3 millones de colombianos los que viven con esta condición.

Con Sammy Quillero he aprendido 3 lecciones que me ayudan a tener un paradigma más incluyente; y que nos pueden movernos a cambiar nuestra relación con quienes viven en cualquier condición de discapacidad.

Lo primero que aprendí, es que las limitaciones están en la mente, y que estas personas tienen muchísimas posibilidades y opciones para vivir y actuar.

Admiro a Sammy por su inteligencia, sé que es muy buen estudiante, pero también sé que es un gran conocedor de la música, en especial de la Champeta; además fue rey infantil del Carnaval de Barranquilla, lo que demuestra que es alguien que ha desarrollado otras capacidades y que vibra por sus pasiones.

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Sí, las limitaciones muchas veces vienen de adentro y hacen creer que no se puede hacer nada. Samuel es un ejemplo de que sí se pueden superar.

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Lo segundo, es que me ha permitido entender que tenemos una deuda como sociedad, y que aún el Estado la tiene con las personas que viven en condición de discapacidad. Dicha deuda tiene que ver con la infraestructura.

De eso me doy cuenta cuando encuentro que las vías, las edificaciones, incluso los parques y los semáforos, no están pensados también para ellos.

Mucho hablamos de generar buenas condiciones de vida para todos, y de inclusión, pero nos falta demasiado trabajo para lograr que pase de un discurso bonito, a acciones concretas.

Y lo tercero, es que aprendí a no tener lastima de ellos, y que su situación no es ninguna enfermedad, sino una condición de vida, que les permite posibilidades distintas a las nuestras, y que nosotros debemos valorar.

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Sin duda, los primeros que tienen que ser capaces de acompañarlos y de evitar la lástima son los familiares, a quienes les corresponde amarlos y aceptarlos tal como son, buscando siempre apoyarles en sus procesos de desarrollo.

Ellos pueden aportar mucho a nuestra sociedad, así que abramos nuestra mente.

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Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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