Se trata de una decisión que tomó el arzobispo de la arquidiócesis de Bogotá, en conjunto con los obispos de Engativá, Fontibón y Soacha, quienes informaron que queda suspendido el servicio del culto público en todos los templos de esas diócesis.
Es decir, no habrá eucaristía los domingos, y entre semana, se permitirá el ingreso de los fieles por una puerta lateral.
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Los matrimonios se celebrarán a puerta cerrada y con la participación reducida de personas. Así mismo, las misas de exequias se celebrarán, pero no se trasladará el cuerpo al templo.
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Por otro lado, se suspendió el servicio de comunión a los enfermos a excepción de casos graves que serán atendidos personalmente por los sacerdotes y las catequesis de preparación a los sacramentos también fueron suspendidas, así como las reuniones de los grupos parroquiales.
La iglesia católica hizo un llamado a los fieles para que quienes soliciten la confesión sean casos de extrema necesidad, los sacerdotes deberán tener disponibilidad para el servicio, pero no podrán usar el confesionario, deberán hacerlo en lugar abierto.
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El arzobispo y los obispos explican que, aunque "estas medidas son duras y para algunos pueden ser excesivas, está en juego no solo la salud, sino también la vida de muchas personas", y pidieron unión y fe entre los colombianos.
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