El padre José Joaquín Quiroga reflexiona sobre el texto del Evangelio de Mateo 22, 15-21:
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
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Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
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Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
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Al respecto el padre Quiroga dicen que la pregunta que hacen los fariseos hace una pregunta para ver si Jesús cae en un error.
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“Jesús contesta de la manera más correcta. Lo primero es el ser humano. Dios no comparte la fe con ídolos, con autoridad y decisión pone las cosas en su lugar y reclama lo que le corresponde a él”, dice el sacerdote.