Boris Chamás, el hombre que se salvó al diferenciar entre comer y alimentarse

las imprimió en el libro ‘El poder del alimento’.

Chamás hoy se describe como un ‘health coach’, o asesor en salud del instituto para la salud holística de Nueva York, y comienza su relato en Mesa BLU recordando cómo era su vida cuando sufría graves enfermedades respiratorias y reflujo gástrico, entro otras. 

Chamás trabajaba en un laboratorio farmacéutico cuando fue invitado por un médico alternativo a tratar su caso. Él le determinó que su problema era derivado de la alimentación que llevaba, la que come “el 99 por ciento de los colombianos”, afirma.

El primer cambio que le ordenaron fue dejar la carne y cualquier producto de origen animal. En cuestión de semanas tiró todos los medicamentos tradicionales a la basura y le apostó al tratamiento por “necesidad” de salud.

Ahí fue cuando comenzó a investigar sobre la nutrición saludable. Ahora puede decir que el brócoli tiene el doble de proteína que un filete de res y que en el reino vegetal “hay proteínas de mejor calidad y menor precio”.

Uno de sus secretos es germinar sus propias semillas de forma casera, en un frasco de cristal, solo dejándolas en remojo y cambiándoles el  agua cada 12 horas. Chamás lo hace con lenteja, garbanzo, rábano, remolacha y brócoli, las cuales se pueden comer crudas o se pueden cocinar. “Es más sencillo para el cuerpo digerir una planta que una legumbre”, apunta.

“Cuando el cuerpo está bien nutrido tiene un ejército por dentro, cuando no, el sistema inmunológico está débil y cualquier alimento que está entrando al cuerpo puede generar un ataque difícil de responder”, afirma Chamás, cuya recomendación es siempre volver a la comida saludable.