El atentado al puesto de Policía del barrio San José de Barranquilla, que causó la muerte a cinco de nuestros uniformados y dejó heridos a otros veinte, ha sido la acción terrorista más fuerte y letal sufrida por la ciudad en toda su historia. Barranquilla ha sido y será siempre un remanso de paz.
Por esa razón el cobarde ataque del pasado sábado y luego el ocurrido en la madrugada del domingo en Soledad, municipio del Área Metropolitana de Barranquilla, nos tiene tan afligidos.
Nadie esperaba semejante acción criminal, tan ajena a nuestra cultura pacífica, alegre y cordial. La nuestra no es tierra abonada para la violencia.
Todo lo contrario: es tierra fértil para la hermandad y la reconciliación, como lo expresamos todos los años en nuestro queridísimo Carnaval, hoy enlutado por los actos de terror.
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Ante la gravedad de los hechos es necesario saber qué pasó y quiénes son los responsables intelectuales y materiales de los actos de terror ocurridos el pasado fin de semana.
La Fiscalía General capturó en Barranquilla a Cristian Camilo Bellon, oriundo de Bogotá, quien sería uno de los autores materiales del atentado a la estación de Policía del barrio San José.
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El organismo investigador sigue tras la pista de otras tres personas, quienes también habrían participado en la acción terrorista.
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Ayer circuló en las redes sociales un supuesto comunicado de un frente urbano del ELN, organización guerrillera que se habría atribuido el atentado a la estación de Policía. Según ese comunicado, el ataque habría sido una "acción militar", en ejercicio del "derecho a la rebeldía" que los asiste.
El presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien condenó la acción terrorista de Barranquilla y anunció que la misma no quedará impune, se refirió al "supuesto comunicado" del ELN y pidió que su autenticidad fuera confirmada por las autoridades.
Respecto al comunicado hay que decir lo siguiente: el atentado a la Estación de Policía no fue una "acción militar", sino un ataque cobarde contra unos uniformados que se encontraban formados y desarmados, es decir, sin ninguna capacidad de reacción ante la agresión.
No fue una acción producto de un combate, como ocurre, ahí sí, con las acciones militares. Hay que decirlo con absoluta claridad: nuestros policías murieron en un cobarde atentado terrorista, carente de cualquier tipo de justificación.
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La responsabilidad de las autoridades es esclarecer los hechos y hallar a los culpables intelectuales y materiales de los mismos. La ciudadanía, por su parte, debe colaborar brindando información valiosa que permita la captura de los criminales.
Hoy más que nunca se requiere de la unión de todos para hacerle frente y derrotar a quienes pretenden sembrar el pánico y la zozobra en la ciudad.
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Que sepan quienes quieren amilanarnos que no podrán cumplir con ese propósito. No nos vamos a dejar, ni ahora ni nunca.
Los buenos somos más y sobre eso no puede haber ninguna duda. Hoy más que nunca debemos estar todos unidos para poder derrotar a un enemigo poderoso que pretende acabar con nuestra tranquilidad y con nuestra alegría. Y eso no lo van a lograr.
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