El calvario para subirse a un bus de TransMilenio

Tratar de ponerse un pantalón cuando estamos "gorditos", o como el dicho popular, "tratar de meterse en una lata de sardinas", ese es el pan de cada día de miles de bogotanos que tratan de llegar a sus trabajos, a sus casas o cualquier otro destino que les depare la vida a diario.

El sitio es la estación calle 75 con NQS, el difícil panorama que un grupo de personas, atiborradas en la puerta de la estación para poder abordar la ruta B12.

"Llevo siete (7) intentos para subirme al bus y no he podido", exclama con la angustia de la hora una señora que lleva 30 minutos esperando su ruta y más de 20 minutos tarde de la hora que debe llegar a su trabajo.

Le siguen en el relato otras 30 personas que esperan su ruta con anhelo, pero ven frustrada su espera al notar que vuelve a llegar el bus que les sirve pero con personas colgando de las puertas.

"No hay manera de describirlo, solo los que lo viven a diario saben qué es esto", nos dice un hombre que explica esta situación como algo normal, que hace parte del cotidiano y con lo que los bogotanos ya aprendieron a vivir.

En la noche, el doble pasaje en el SITP

"Para el regreso es un drama peor", nos sigue contando una trabajadora que vive en Bosa y nos dice que tarda tres horas, todos los días, en el trayecto de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, "es lo mismo que se demora en ir hasta Tunja, imagínese".

Existe un hecho muy particular que narran las personas, tener que pagar doble pasaje en el SITP: "Usted sale por la noche, pero en TransMilenio es imposible, buscar el SITP puede ser alternativa, pero con un riesgo. Si en el trasbordo no pasa su bus rápido a usted le cobran el segundo pasaje.

Deben pasar 95 minutos para que esto suceda. Y si, así sucede. Ese es otro drama porque a esa hora es fácil encontrarse en Transmilenio con los ladrones, en el SITP también, pero hay menos probabilidades en los azules".