Esta nueva clase tendrá dos partes. Primero, haremos un recorrido por la historia musical del Padre de las Sinfonías, luego, volveremos a la línea del tiempo que hemos construido, para poner la lupa en el trabajo del teórico alemán Christoph Willibald Gluck.
El Rondó para piano y orquesta en si bemol mayor, que escucharemos para comenzar este capítulo, al igual que muchas otras obras de Beethoven como el concierto para violín en do mayor no se conserva copiado en todas sus partes. Fue editado póstumamente en 1829, una vez que el antiguo alumno de Beethoven Carl Czerny hubo completado la parte de piano y la partitura de orquesta.
Se ha conservado tan sólo un manuscrito de la parte solista revisado por Beethoven, en el que se incluyen los preludios e interludios de la orquesta del concierto para piano en Mi bemol mayor,Wo0 4. Para poder interpretar la obra, el musicólogo y compositor suizo Willy Hess elaboró la partitura completa de orquesta con cadencias propias: el concierto así reconstruido fue estrenado en 1943 en Postdam Poe el pianista Edwin Fischer.
El muchacho era aun tan pequeño que ante el piano debía colocarse de pie sobre una banqueta para poder alcanzar el teclado. No parece haber conmovido al padre el que el niño llegara a derramar lágrimas con el aprendizaje. De alguna manera ha debido tomar la decisión de hacer de su hijo un niño prodigio: quizá se acordaba de Mozart que en 1769 a la edad de siete años había estado en Bonn.
En este capítulo hablaremos de música de cámara para instrumentos de viento. Dentro de la obra de Beethoven la música para un grupo puro de viento es minoritaria frente a la música para viento y cuerda, esto quizá se debe a la práctica musical de la corte tal cual la vivió el compositor en Bonn, donde formó parte de la orquesta del Príncipe Maximilian Franz.
Dos textos de la pluma de Emilia Pardo Umaña, una mujer pionera en el periodismo colombiano, que hacen parte del libro "Crónicas de una mujer de 1.49", publicado por el Fondo de Cultura Económica.