
En una conversación con Recap Blu, Francesca Ambroghetti, biógrafa del papa Francisco junto a Sergio Rubin, quienes escribieron tres libros junto al pontífice, abrió las puertas a recuerdos personales, gestos humanos y reflexiones profundas que describen lo que había detrás del hombre que era Jorge Mario Bergoglio.
Ambroghetti, quien tuvo el privilegio de dialogar con el papa Francisco, compartió pasajes que no llegaron al papel pero que conservan un valor único. Uno de ellos tiene que ver con Colombia, país que, según recuerda, siempre tuvo un lugar en el pensamiento y preocupación del santo padre.
“Alguna vez se mencionó el tema de la paz en Colombia, eso era un tema que a él le preocupaba mucho”, contó. Aunque no fue incluido en sus libros, la periodista resaltó que el pontífice seguía con atención los procesos y desafíos que atravesaba el país. “Se ocupó mucho de ese tema”, dijo, reconociendo que hubo muchas otras conversaciones que quedaron fuera de los textos publicados.

La humanidad del papa Francisco
Pero fue a través de las anécdotas más íntimas donde Ambroghetti permitió ver al Francisco más humano. Una de las historias que más la conmovieron no fue vivida por ella directamente, sino por un colega periodista: “Un día se cruza con el papa Francisco y le pide que rece por él, porque estaba esperando los resultados de unos estudios y tenía miedo que dieran algún resultado malo”. Bergoglio le dice que sí. Pasa el tiempo, los análisis salen bien, el periodista se olvida del tema, pero tres meses después se vuelven a encontrar y el papa le pregunta: ¿tengo que seguir rezando? Ese detalle sorprendió a Ambroghetti, ya que asegura, el papa “no lo había olvidado, seguía rezando”. Es una de las anécdotas que confesó, más le han llegado.
A esa historia se suma una vivencia propia. Francesca Ambroghetti le había mencionado una vez que sufría de ciática, un padecimiento que también él había presentado. Tiempo después, en un lugar, ella estaba de pie, incómoda, cuando de repente alguien le acercó una silla. “Él me había visto y se había acordado. Pidió que me alcanzaran una”, recordó con emoción.
En cada palabra expresada por Ambroghetti hay más que admiración. Existe un afecto genuino, respeto y una conexión que trasciende la relación profesional.
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