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Rodolfo Colalongo, profesor de doctorado en estudios políticos de la Universidad Externado y analista internacional, analizó en Blu 4.0 el lugar que tiene la tecnología en el contexto bélico que enfrenta actualmente el mundo, dadas las intervenciones militares de Rusia en Ucrania.
La transformación digital ha servido a las naciones parar renovar sus servicios públicos, evitando en gran medida el error humano en su ejecución, también para distribuir mejor cualquier producto y solucionar problemas de cualquier orden.
Sin embargo, cuando la tecnología entra al campo militar, esta puede adquirir una connotación negativa con consecuencias de igual magnitud.
“En la guerra, son dos los papeles que juega la digitalización, en primera instancia están los ciberataques y, en segundo lugar, el uso militar que se le da a artefactos con tecnología de punta, como los drones”, afirmó el experto, Rodolfo Colalongo.
Ciberataques
Los ciberataques representan un riesgo para los países. “Entre más recursos y desarrollo tecnológico tenga un país, más vulnerable es ante ataques cibernéticos. Lo anterior retrata un poco el caso de Ucrania, país que ha sido vulnerado varias veces por hackers rusos, quienes han atacado los servicios digitales de bancos y al ministerio de relaciones exteriores”, afirmó Colalongo.
Esto implica que Ucrania no pueda acceder a páginas web vitales para una nación y que su información sea expuesta a quienes desean atacarla.
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Recientemente el gobierno ucraniano confirmó que los ataques de denegación de servicio (DDoS) han colapsado las webs institucionales horas antes del ataque de Rusia y que los mismos son más fuertes que los anteriores.
Lo que deja entrever la importancia de la ciberguerra en estos momentos. “Se hace difícil reconocer quién está detrás de los ataques cibernéticos, generando constantemente una gran incertidumbre sobre el lugar de procedencia de los mismos, lo que hace más compleja la resolución de contextos bélicos. Esta es una gran diferencia con la guerra como se conocía hasta ahora, porque en los ataques físicos se podía conocer o investigar su proveniencia, pero digitalmente es casi imposible”.
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La tecnología en las armas
Por su parte, en el armamento la tecnología también tiene una incidencia importante. “Hoy en día una guerra sin tecnología no se puede llevar a cabo, sin embargo, una guerra sólo con el uso de la tecnología no es suficiente (…) Son Rusia, Estados Unidos, China, Israel e Irán grandes potencias en el desarrollo tecnológico militar, por ejemplo, Israel tiene un gran avance en drones, bombas inteligentes y software de espionaje”, afirmó el experto.
Junto a lo anterior, se suma la importancia de elementos para desarrollo de las armas y para diferentes productos y servicios digitales, como los microchips, que hoy enfrentan un desabastecimiento en el mundo y que tienen actualmente a China como el mayor fabricante de los mismos, lo que representa una gran alianza para Rusia y una dependencia del resto de países del país asiático.
El profesor Colalongo aseguró que Rusia puede verse comprometida en este contexto 4.0 sólo a través del software. Sistema vital para cualquier artefacto digital, incluso más aún que los microchips. Lo anterior, dado a que es desarrollado por diferentes países como España.
Desinformación
Para cerrar, el profesor Colalongo habló de la importancia que tienen las redes sociales en este conflicto, “en contextos como este es muy común caer en desinformación, es difícil saber lo que realmente está sucediendo. Si la gente se informa únicamente a través de las redes sociales, es muy difícil que contrasten la información, es por eso que se hace necesario ir a fuentes muy confiables y a diversos canales y formatos de comunicación”.
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