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Son decenas de familias campesinas que en la zona del Catatumbo decidieron acogerse a los programas de sustitución gradual de cultivos ilícitos como una apuesta de paz, pero también como una iniciativa para retornar a los cultivos tradicionales que, en otrora, le permitió a esta subregión de Norte de Santander ser la despensa agrícola del país.
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Campesinos como Horangel Gálviz, que decidieron erradicar de sus fincas los cultivos de coca para sustituirlos por plátano, café y tomate, se sienten defraudados y abandonados por el Gobierno Nacional.
Argumentan que en ningún momento les han cumplido con lo que rezan los acuerdos de paz en cuanto a la reforma agraria y que, sumado a eso, el abandono estatal hace que competir en los mercados locales y regionales sea prácticamente imposible.
“Las vías de acceso están deterioradas, no existen centros de acopio adecuados, no hay acompañamiento técnico y para poder vender los productos debemos realizarlo a través de intermediarios y eso baja considerablemente los precios de venta”, Agregó.
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Siente que la no implementación de los acuerdos en este punto específico hizo, además, que sus anhelos de paz terminarán esfumándose. “Me deja claro que es mejor cultivar la coca que sembrar matas de plátano”, puntualizó.
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Actualmente busca recuperarse de las pérdidas que le ha dejado un cultivo de café, pues no contó con la asistencia técnica para continuar con el proceso y prefirió dejarlo en pérdida antes de continuar invirtiendo pues la producción no era rentable ni para recuperar lo invertido.
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