En Barranquilla, uno de los problemas más grandes que tienen los ciudadanos es el precio que pagan por la luz. Por ejemplo, en el barrio Olivos 1, un lugar donde sus habitantes tienen apenas lo mínimo, hay personas que les llega el recibo de la luz por $600.000 mensuales cuando tienen tan solo un electrodoméstico y un ventilador.Según los mismos ciudadanos, el kilovatio hora ha aumentado un 500 %. “Todo nos viene caro, hasta el gas que viene por $70.000”, aseguró una de las habitantes de ese barrio.La empresa Air-e, que suministra el servicio de la energía para gran parte del Caribe, asegura que en departamentos como la Guajira, Atlántico y Bolívar se roban el 25 % de la energía.“El porcentaje de pérdida equivalen a un tono diario de $1.500 millones, una suma no despreciable que se pudiera utilizar para mejorar la calidad del servicio y realizar inversiones que favorecen a los usuarios”, dijo Fermín de la Hoz Torrente, gerente de servicios jurídicos de Air-e.Además, uno de los problemas que se presentan en Barranquilla es que quienes no pagan el servicio de energía, se roban del 70 % al 80 % del consumo.Actualmente, los barranquilleros buscan que el próximo alcalde busque un alivio para los miles de ciudadanos que sufren cada mes por pagar el recibo de la luz.Vea también
Barranquilla vive una difícil situación de inseguridad, como en varias ciudades del país. Ha habido un preocupante incremento del 500 %, en comparación con el año anterior, del delito de la extorsión.Durante 2023 este delito ha experimentado un auge en el área metropolitana de Barranquilla. Esta escalada del crimen ha tenido un impacto devastador en la comunidad, resultando en el cierre de alrededor de 50 establecimientos de comercio, incluyendo tiendas, estaderos y peluquerías.Los datos de homicidios durante el mes de septiembre son igualmente inquietantes, con un total de 61 muertes violentas registradas en el departamento de Atlántico, de las cuales 56 ocurrieron en el área metropolitana de Barranquilla, mientras que las cinco restantes tuvieron lugar en el resto del departamento.En lo que respecta a la respuesta de las autoridades, se han efectuado un total de 5.526 capturas por diversos delitos en Barranquilla y su área metropolitana en lo que va del año. Además, se han incautado 1.892 armas de fuego y un impresionante total de 762.505 gramos de droga.Los datos de criminalidad dejan en claro que la seguridad en la región es un tema que requiere una atención inmediata por parte del siguiente mandatario local. El homicidio ha aumentado de 465 casos en 2022 a 494 en 2023, y el hurto ha crecido de 13.330 casos en 2022 a 13.600 en 2023. Sin embargo, es la extorsión la que ha experimentado el mayor aumento, pasando de 275 casos en 2022 a alarmantes 958 casos en el presente año.El avance de bandas criminales como ‘Los Costeños’ y ‘Los Pepes’ está disparando la tasa de homicidios anualmente, dejando más de 600 víctimas de sicariato por año.El nuevo alcalde deberá implementar una política pública en seguridad que permita a la confianza volver a tener confianza en la institucionalidad.Le puede interesar "¿Qué proyectos deben avanzar en los próximos cuatro? Luis Fernando Suárez responde":
Detrás de las hermosas playas de Santa Marta se esconde un grave problema de inseguridad, el cual viven los habitantes de esta ciudad y piden que los próximos gobernantes presten más tención a este tema: "Estamos mal de seguridad. Especialmente en el hurto y asesinato es lo que estamos peor”, dice un comerciante en la bahía.En la capital del Magdalena (Santa Marta) ha habido un aumento de la delincuencia, como los casos de hurto y homicidio, en este último el más frecuente es el robo a mano armada. "No se puede andar con cartera ni con nada porque eso es una robadera, entonces uno no tiene seguridad ni en el barrio ni en la ciudad", aseguró un ciudadano."Tanta inseguridad, uno a las 6:00 de la tarde le toca irse a la casa. Hacer la vuelta, esconder el celular y listo", denunció otro ciudadano. Y es que en el transporte público ya hay varios casos de robos, según cifras de la Policía, en el últimos años los robos han crecido en un 26 %."Hurto a personas con un incremento del 26 %, el hurto a residencias y motocicletas con un 7 %, los casos de extorsión y un caso de secuestro lamentablemente al comienzo del año y las lesiones personales", informó el coronel Yasid Montaño, comandante de la Policía de Santa Marta.Crece la percepción de inseguridad en Santa MartaSegún cifras de 'Santa Marta Cómo Vamos', el 88 % de los samarios creen que en algún momento serán víctimas de un atraco. A esto se se suma el rearme de grupos al margen de la ley en la Sierra Nevada. Allí, denuncian que hay control de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra y en la parte urbana hay una disputa abierta entre los Conquistadores de la Sierra y el Clan del Golfo.En lo corrido del año, la Policía en Santa Marta ha capturado a 1648 delincuentes, 1420 de ellos, en flagrancia, 434 de esos casos obtuvieron el beneficio de casa por cárcel y 1.017 señalados de hurto quedaron en libertad.Le puede interesar
Se acercan las elecciones regionales del 29 de octubre y crecen las peticiones de los ciudadanos a los que serán sus futuros gobernantes. Por ejemplo, en Santa Marta, en el barrio Pescaito' se está viviendo una "maldición" por cuenta de que el agua residual está inundando las calles, casas y dejando un olor fétido en el ambiente.Y es que en plena calle octava del barrio Pescaito hay un hueco gigante lleno de aguas residuales que producen un olor muy fuerte y tiene todo tipo de residuos. La comunidad denunció que cuando llueve el agua sube y tapa toda la calle."Esa agua sale hedionda, a pura alcantarilla negra. No podemos ni bañarnos porque nos da rasquiña. Es horrible. La gente no puede pasar porque da hongos en el piel", manifestaron los habitantes de este sector. Además, esto se suma a que el agua no llega todos los días a los hogares samarios."El problema aquí en Santa Marta, en pescadito especialmente es muy caótico, aquí estamos recibiendo el agua es cada 8 días, cada 10 días, entonces la gente tiene que llenar su alberca y recoger agua por tanque para poder subsistir. En esos pocos días que tenemos agua las cantarillas se rebozan", dijo uno de los habitantes de Pescaito.Denuncian que a veces el agua potable se une con las aguas negras"Cuando llueve demasiado se mete el agua por adelante y por atrás por el patio. Entonces, eso se huele bastante. Hay que pagarles a unos muchachos, cuando escampa, para que saquen el agua, pero queda el olor a fango y a agua podrida. Eso es engorroso para uno y le da pena que entren a la casa y sientan ese olor”, manifestó un samario.Asimismo, denuncian que esto está afectado la salud porque al momento de comer el olor a fétido ingresa a las viviendas, por lo que deben encerrarse para evitar eso. Además, hay habitantes que tienen problemas de salud por cuenta de las condiciones en las que viven. “Eso es una rasquiña que yo no soporto. Eso es una infección. No se puede comer porque uno no soporta el olor”, dijeron.Esto afecta incluso a los niños, una de las habitantes de Pescaito aseguró que sus hijos dieron positivo para ácaros “ya que están expuestos constantemente a esto”.Los samarios y, en especial, los habitantes de Pescaito describen toda esta situación de la siguiente manera: "Esto es un agua de mier*".Acueducto Santa Marta respondeHéctor Ernesto Hernández, director de acueducto de Santa Marta, aseguró que en este momento hay un déficit importante en la ciudad que no permite que el agua potable llegue a toda la población.“Nosotros estamos siendo intervenido desde hace dos años, a través de la Superintendencia de Servicios Públicos, de la cual hemos tenido un apoyo fundamental. Estamos trabajando en sacar adelante una serie de contratos para aumentar la demanda. Dando mantenimiento de los pozos y presentando proyectos para optimizar las plantas de tratamiento. Y el otro pilar fundamental es atacando las pérdidas que son importantes en la ciudad de Santa Marta”, dijo.Le puede interesar
En Santa Marta los jóvenes tienen un rol fundamental en el crecimiento económico de la ciudad. Sus preocupaciones radican en varios temas como su papel en el rol turístico que tiene la ciudad para el país.“Hay un problema y es la falta de formación a los jóvenes para prestar un servicio de calidad. Visiblemente hay mucho turista en la ciudad, es prácticamente una mina de oro, es uno de los principales factores de generadores de empleo aquí en la ciudad de Santa Marta, pero para todo se requiere una formación, no podemos seguir haciéndolo de manera empírica porque esto al final lo que va a afectar es que la gente termine desechando ese turismo. Entre tanto, si nos formamos nosotros los jóvenes tenemos capacidades, habilidades en un segundo idioma, en atención al cliente en conocer y poder brindarle una experiencia al usuario, tenlo por seguro que van a ser muy competitivos y van a ser muy buscados por los operadores de turismo de la ciudad, restaurantes, hoteles, etcétera”, dice David Camargo, joven estudiante.Además, según los jóvenes el departamento enfrenta una crisis a nivel educativo, sobre todo en la educación media.“Estrategias como el programa talento Magdalena han permitido que sus estudiantes ingresen a la Universidad, ya que los dos mejores promedios de cada colegio del departamento ingresan directamente a la universidad y no por los resultados de las pruebas ICFES. Sin embargo, hoy en día somos los últimos, ocupamos los últimos puestos solamente compartiendo puesto con la Guajira y el Chocó”, asegura Jesús Escordia, líder estudiantil.Los jóvenes pescaderos aseguran que el Gobierno local también tiene que incluirlos a ellos.“Lo primordial es que no tenemos la ayuda del Gobierno, esa es la más grande problemática que tenemos aquí. También es la inseguridad porque hay mucho robo especialmente aquí en el centro histórico”, dice Johan, un joven pescado de la Bahía de Santa Marta.Finalmente, y como todo el país, el tema de la inseguridad es tema prioritario de los estudiantes.“Desafortunadamente, en el sector universitario, que es donde más frecuentamos nosotros los jóvenes, los estudiantes estamos siendo azotados por esta ola de atracos de manera muy recurrente. A diario escuchas historias de compañeros diciéndote que los atracaron en tal lugar. Haces un panorama y dices no, pero está aquí a dos cuadras de la Universidad e incluso no solamente en el sector universitario, sino también en la ciudad en general, el no poder sentirte seguro ni siquiera a plena luz del día”, dijo Kersting Carcamo.Y agregó: “A esto se le suma la violencia basada en género más allá de un tema de delito de hurto, también hay delitos en contra de la mujer. Directamente hay Santa Marta y el Magdalena es uno de los departamentos donde más se reportan índices de violencia basada en género. Desafortunadamente, los feminicidios no cesan, sí es bastante complejo, siempre duele bastante”.Le puede interesar:
En Bucaramanga al menos hace ocho años no se han construido grandes obras en la ciudad. Esto se ha convertido en el problema prioritario para los bumangueses, pues las vías para descongestionar la movilidad no han crecido como siempre lo ha hecho el parque automotor.A esto se le suma que el sistema de transporte de Bucaramanga no llega a todos los barrios del área metropolitana, lo que ha terminado en un aumento del transporte informal como los mototaxistas o conductores de vehículos particulares que hacen viajes a $3.000 por pasajero y que sí llevan a los ciudadanos a zonas como Floridablanca o Piedecuesta.Metrolínea entró en una etapa de liquidación por deudas que superan los $600.000 millones. Según el Ministerio de Transporte, este sistema de transporte tiene un déficit financiero que alcanza los 73.000 millones de pesos. Este año el Gobierno le giró 20.000 millones de pesos, pero el hueco sigue siendo de 50.000 millones de pesos.Además, se estima que se necesitan más de 300.000 millones de pesos para resolver la falta de buses y problemas de infraestructura. La cantidad de pasajeros que usan el transporte público ha disminuido. En 2022 se presentaron 38.456.994 validaciones menos que en 2016.En el área metropolitana de Bucaramanga se contabilizan 40,8 motocicletas y 13,0 carros por cada 100 habitantes. Hoy se necesita articular los diferentes sectores para que el nuevo ente gestor de Metrolínea funcione así como poner en cintura el transporte informal.El siguiente mandatario local debe tener la capacidad de traer recursos desde el Gobierno nacional para poder hacer grandes obras viales que necesita la ciudad, como es la construcción de los intercambiadores en la calle 56, Avenida La Rosita, el par vial de la 54 y la doble calzada el norte de la ciudad.Aunque algunos candidatos proponen construir teleféricos al sector de Morrorico y el norte para mejorar la movilidad y conectarlos con Metrolínea, eso son solos proyectos que a hoy no tienen financiación. Primero es mejorar el servicio que debería prestar el Transporte Masivo de Bucaramanga que llega hasta Floridablanca y Piedecuesta.Otro tema prioritario es la restructuración de la Dirección de Tránsito de Bucaramanga. Igualmente, la inversión en educación.Le puede interesar
La inseguridad se ha convertido un tema prioritario para cualquier ciudad del país, pues todos los días se cometen delitos y no se ve acción en contra de esto. Y es que, por ejemplo, la gente en Bucaramanga “está cansada” de esta situación y piden que al próximo alcalde ponga atención a este problema.“Aquí no hay seguridad, no hay nada, ¿entonces para qué tenemos Policía?”, aseveró una mujer de Bucaramanga. Junto a ella está el sentimiento de muchos de los bumangueses por la situación de seguridad que atraviesa la ciudad.El problema de seguridad que a diario evidencian los habitantes de Bucaramanga y su área metropolitana es real. La inseguridad se toma esta zona del departamento y las cifras de 2022 así lo demuestran.Según el reporte entregado por las autoridades municipales, entre enero y noviembre del año pasado se presentaron 6.807 hurtos, superando los 5.700 denunciados en 2021 durante el mismo periodo, es decir que se presentó un aumento del 19,4 % de casos durante 2022.Y es que en 2023 el problema no ha cesado, pues en el primer semestre la capital de Santander se vivieron la mayor cantidad de robos en los últimos ocho años en la ciudad, pues, según un reporte de las autoridades, estos crecieron más del 40 %.También hay hechos de inseguridad como el robo de celulares, el famoso raponazo, el robo de motocicletas y la extorsión. Todos temas que están relacionados con bandas del microtráfico que dominan zonas de ‘miedo’ en el norte y sur de la ciudad.En esta ciudad de cada diez personas ocho se sienten insegurasEntre las 13 ciudades más importantes del país, el área metropolitana de Bucaramanga reporta la cuarta percepción de inseguridad más alta, y es superada solo por Cali, Bogotá y Cartagena.A pesar de las constantes capturas y operativos contra el microtráfico, siguen apareciendo bandas delincuenciales conformada por colombianos y venezolanos. En la ciudad hay organizaciones relacionadas con el Tren de Aragua.El reto del próximo alcalde de Bucaramanga es poder combatir la delincuencia y darle alivio al miedo que tienen los bumangueses.Le puede interesar
El próximo 29 de octubre, en diferentes regiones de Colombia se elegirán alcaldes, gobernadores, concejales, entre otros, que tendrán la batuta de sacar adelante diferentes problemáticas, como la que hoy tienen los jóvenes en Bucaramanga, Santander, quien se aquejan de problemas como la corrupción y el medio ambiente.“Cansados de la corrupción”, dicen los jóvenes“Estamos cansados de tanta corrupción, de los clanes que nos han quitado las oportunidades”, manifestó Mayerly López, joven ambientalista que aseguró que esto ha afectado incluso la movilidad de la capital de Santander. Y es que, según ella, ha aumentado el parque automotor y con eso la contaminación convirtiendo, dice, la ciudad como una de las más contaminada del país: “Acá las personas se mueren de enfermedades respiratorias y no se ha podido articular Bucaramanga con el área metropolitana con respecto a esto”, dijo.Asimismo, la preocupación de los jóvenes en Bucaramanga, Santander, es la importancia del medio ambiente, tema que hoy exigen como llamado de atención a políticos y autoridades a conservar: “Nuestro páramo de Santurbán que nos suministra el agua ha estado amenazado por más de 12 años por proyectos extractivos”, añadió López.Idea que comparte junto a Juan Camilo Sarmiento, otro joven ambientalista, quien manifestó que esta problemática en Santander debe ser un tema prioritario no solo a nivel local, sino nacional.“Lo que está en cuestión es la vida. Hay dos graves problemáticas que nos aquejan en Santander. Por un lado, la crisis de Santurbán, pues tenemos unos proyectos con contratos de concesión vigente que están asentados allí en esta gran cuenta que abastece al área metropolitana de Bucaramanga y con el riesgo de que se desarrollen y exploten 35.000 toneladas de explosivos, dejen una cantidad de residuos con uranio, arsénico y materiales tóxicos que lo que van a hacer es contaminar el agua, como ya está ocurriendo, porque el agua de Bucaramanga está contaminada”, dijo.Otras quejas de los jóvenes en BucaramangaAsimismo, el tema del turismo también está entre esas prioridades: “La idea es que haya más dinero para que todo lo que se esté desarrollando en turismo sea fortalecido. Para que tengamos más trabajo, oportunidades e intercambio en otros lugares”, comentó Diana Sánchez, joven impulsado es de proyecto turístico.Sin embargo, también los jóvenes resaltan el avance educativo en Colombia desde el Estado, pues hoy el Gobierno del presidente Gustavo Petro ya radicó una reforma a Ley Estatutaria de Educación y vienen otras como a la educación superior, así como al Icetex.“Aplaudimos que por fin hay un Gobierno que entiende que se necesita una reforma integral a todo lo que regula la educación y educación superior en Colombia. Los anteriores gobiernos pensaban que eso era sólo meter plata, pero no se pensaba en el modelo educativo o en la democracia universitaria. Como movimiento estudiantil estamos haciendo un ejercicio muy crítico referente a las propuestas de reforma”, concluyó María Aguilera, estudiante de derecho de la UIS.
Los jóvenes de Cúcuta son una población pujante, curiosa y barraca, pero están inmersos en un contexto que mezcla el desempleo, escasas oportunidades, drogas, bandas criminales y otros problemas.En la capital de Norte de Santander, según las estadísticas más recientes del DANE, residen 94,416 jóvenes de entre 18 y 24 años, de los cuales 46,916 son mujeres y 47,500 son hombres. Muchos de ellos no encuentran empleo, ya que al menos 21,000 no han hallado oportunidades laborales.Durante una conversación con Blu Radio, líderes y estudiantes expresaron sus preocupaciones y sus esperanzas para el futuro.“Necesitamos que se dignifique el oficio del artista, del deportista y no solo con plata y salarios, sino también con oportunidades de mejora, de aprendizaje, de profesionalización”, afirmó Angélica Pérez, líder cultural.Angélica también enfatizó: "Nosotros no somos la fachada bonita de los proyectos culturales, de la alcaldía o de la gobernación, sino que todos los proyectos culturales y artísticos están trabajando todo el año”.Lamentablemente, cuando los jóvenes en Cúcuta no encuentran oportunidades de empleo, las redes criminales de microtráfico y delincuencia los atrapan.“El único refugio que es el vicio, la marihuana, las calles, la delincuencia y de ahí un índice de suicidio importante; hay que tener en cuenta en ese nuevo gobierno que viene para Cúcuta”, aseguró.Esta preocupación por la salud mental de los jóvenes no es exclusiva de ellos, sino que también concierne a las autoridades. En agosto de este año, la Procuraduría alertó sobre un incremento en el número de suicidios en esta población. Según el Ministerio Público, solo en el primer semestre del año se reportaron 479 suicidios de niños, niñas y adolescentes.De acuerdo con Medicina Legal, en 2022 se registraron 11 suicidios de menores de edad en Norte de Santander: cinco hombres y seis mujeres. Estos casos ocurrieron en los municipios de Cúcuta (6), Tibú (2), Villa del Rosario (1), La Playa de Belén (1) y San Calixto (1).Otra preocupación de los jóvenes es la seguridad. Carolina Suárez, estudiante de Cúcuta, expresó: “Nosotros podemos salir a la calle y a una cuadra de nuestra casa ya nos pueden estar atracando y eso es producto, no solamente de la inseguridad que hay, sino de las oportunidades que tienen los jóvenes. Muchos jóvenes se refugian en las drogas, ya nosotros vivimos con el miedo a poder salir y poder al menos hasta ir a la tienda a comprar lo del mercado”.Carolina también señaló que los jóvenes conocen la ubicación de las bandas delincuenciales, pero sienten que las autoridades de seguridad hacen caso omiso: "Podemos identificar claramente los territorios controlados por estos grupos, pero las fuerzas de seguridad parecen hacerse los desentendidos".Los jóvenes en Cúcuta también enfrentan discriminación. Luigin Tafur, estudiante, compartió sus experiencias: “Nos dejan a un lado a la comunidad LGTBI, vamos pasando y nos dicen: ‘Ahí va pasando el mariquita, ahí va el maricón, se le cayó la falda’. Son cosas que, a nosotros, aunque no crean, nos afectan de manera psicológica”, comentó Tafur.En Cúcuta, existe una realidad en la que muchas personas provienen de áreas rurales, pero carecen de oportunidades. “Tenemos muchos obstáculos. La gente en el campo tiene muchos obstáculos porque no tenemos conectividad, la educación es pésima, salimos del colegio y quedamos ahí, porque no hay accesibilidad a educación superior y eso pues nos dificulta”, aseguró Joan Flórez, un joven que llegó a Cúcuta de la zona rural.Los jóvenes que vienen del campo tienen que elegir entre trabajar y surgir. “Toca aplazar los sueños, como las metas que uno tiene, y empezar a trabajar para ahorrar y ahí sí empezar a estudiar y como que cumplir los sueños porque las dos cosas al mismo tiempo se nos dificultan bastante. (…) Uno quiere superarse, pero como que no hay la economía, no hay ayuda del Gobierno, no hay nada, entonces quedamos ahí”, concluyó Juan.Puede ver:
La inseguridad en Cúcuta está desbordada, el hurto a las personas está disparado y los cucuteños tienen miedo de salir de sus casas.Esta es la radiografía de la inseguridad en Cúcuta, la perla de Norte de Santander.En las calles de Cúcuta hay inconformismo por la inseguridad que se siente en las calles. No sienten que la capital de Norte de Santander sea una ciudad segura y ahora “solo vive en la zozobra”. Asimismo, los habitantes consideran que la Policía Nacional no opera de forma correcta en esta zona del país y es que denuncian que hasta el alumbrado público ha sido víctima de robo.Por ejemplo, el coronel Carlos Carvajal, comandante del Grupo de Caballería 5, aseguró que la extorsión se ha convertido en un problema diario entre los ciudadanos de Cúcuta: “Se aprovechan de personas que inocentemente caen en este tipo de situaciones, a lugares donde se pierde la comunicación. En ese periodo de falta de comunicación llaman a sus víctimas, que son sus familiares y amigos, y aprovechando ese lapso de comunicación, hacen las exigencias pretendiendo que estos entreguen dinero antes de que las personas vuelven a tomar comunicación”, comentó.La extorsión aqueja a quienes viven en Cúcuta y este delito ha aumentado un 91 % pasando de registrar 163 casos y dispararse a 312 entre un año y otro.Otras cifras también preocupan a los ciudadanos de Cúcuta; tan solo el robo aumentó un 32 % en este 2023, pues hasta la fecha se han cometido 3.047 hurtos en las calles de la ciudad, comparado al mismo periodo en 2022. Asimismo, el robo a motos es otro problema en la seguridad con 507 casos, un aumento del 55 % respecto al 2022.Las bandas criminales transnacionales también hacen estragos en la seguridad de la ciudad. El Tren de Aragua, que opera desde Venezuela, tiene gran incidencia en los delitos que se comenten en Cúcuta. El siguiente alcalde tendrá que afrontar este problema uno de los más grandes que tiene la ciudad, pero que es denominador común en todo el país.Es crucial dar alivio a la pesadilla que viven los ciudadanos. Cúcuta pide a gritos que alguien haga algo.Le puede interesar