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Fumigaciones aéreas contra cultivos ilícitos, ¿36 años de una batalla perdida?

El más reciente informe entregado por Estados Unidos evidencia que la batalla es compleja. Solo en 2018, el reporte señala 208.000 hectáreas de matas de coca.

339123_BLU Radio. Fumigación aérea con glifosato // Foto: AFP
BLU Radio. Fumigación aérea con glifosato //
Foto: AFP

BLU Radio consultó a expertos constitucionalistas, a la comunidad de Nóvita, en Chocó, y más sobre la decisión de la Corte que abrió, con condiciones, la puerta para uso del glifosato.

¿Qué fue lo que decidió la Corte?

La Corte Constitucional, con una votación de 8-0, de manera unánime, y tras más de 6 horas de discusión, mantuvo este jueves las seis condiciones que impuso en 2017 para que el Consejo Nacional de Estupefacientes sea el que tome la decisión, potestad que ya tiene desde antes del fallo, de reanudar o no el uso del glifosato en el país.

La Corte señala que será ese organismo el que deberá supervisar el cumplimiento basado en el carácter “de buena fe”.

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“El Consejo Nacional de Estupefacientes deberá considerar y ponderar toda la evidencia científica y técnica disponible en lo que se refiere, por un lado, a la minimización de los riesgos para la salud y el medioambiente y, por otro, a la solución al problema de las drogas ilícitas, conforme a los instrumentos de política pública”, señala la Corte. Es decir, el “balón” queda en manos de ese organismo.

"Las condiciones se mantienen con precisiones. Lo que estamos dejando claro surgió con ocasión de un debate que el país dio y que consideramos que no se entendió la sentencia del 2017 en la dimensión que ella tenía”, explicó la magistrada Gloria Ortiz, presidenta de la Corte Constitucional.

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Lo que advierte la Corte es que “equivale a demostrar por una parte que existe certeza absoluta sobre la ausencia de daño, tampoco equivale a que la ausencia de daño es absoluta o que la actividad no plantea ningún riesgo en absoluto”.

Para el profesor Jorge Iván Cuervo, abogado experto en derecho constitucional de la Universidad Externado de Colombia, la Corte en el auto 387 de 2019 ratifica lo dicho en la sentencia T-237 de 2017 sobre la aspersión, decisión que debe adoptar el Consejo Nacional de Estupefacientes.

Allí, se resalta la necesidad de encontrar evidencia que demuestre que no se afecta, con la aspersión, la salud de las personas o el medio ambiente. Pero esta vez, la Corte flexibiliza el requisito al interpretar que no es necesario demostrar certeza absoluta de la ausencia de daño.

“Al no exigir evidencia absoluta del daño a la salud, el Consejo Nacional de Estupefacientes podría encontrar, eventualmente, evidencia que los daños son mínimos y se podrían reanudar las fumigaciones con glifosato en Colombia”, señaló el profesor Cuervo.

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Además, para el profesor Cuervo, dejar la decisión de reanudar fumigaciones con glifosato en manos del Consejo Nacional de Estupefacientes es prácticamente entregar al Gobierno la posibilidad de escoger el futuro de las fumigaciones. Según él, por la manera como está compuesto el CNE, es, en gran parte, el propio Gobierno.

No hay nuevas condiciones, son las mismas que traía la sentencia 236 del 2017. Lo que hace la Corte ahora es precisar esas condiciones para que el Consejo Nacional de Estupefacientes y la ANLA pueden expedir las respectivas licencias para que pueda iniciarse o reanudarse la aspersión aérea de glifosato”, dijo el magistrado ponente, Alberto Rojas.

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¿Quién compone el Consejo Nacional de Estupefacientes?

El Consejo Nacional de Estupefacientes está compuesto por los ministerios de Justicia, Educación, Agricultura y Salud, la Dijín de la Policía, de Aduanas y de la Aeronáutica. Además, de un delegado de la Procuraduría y la Defensoría.

¿Qué dicen los habitantes de Nóvita, en Chocó, y por qué este municipio es clave en la discusión?

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Fue en 2017, cuando ante la Corte fue presentada una tutela. Quien la entregaba era el personero de Nóvita (Chocó). Fue con esa tutela con la cual se decidió suspender el uso del glifosato hasta que se cumplieran ciertas condiciones.

Nóvita, aunque no aparezca en muchos mapas de Colombia, se trasladó a la quebrada Nóvita en 1709 por la abundancia de oro en la región. Su nombre es San Jerónimo de Nóvita.

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La tesis del personero de ese municipio, Jarinson Gómez, cuando llegó a Bogotá a presentar una tutela en el Palacio de Justicia, era que las aspersiones con este químico afectaban de manera grave los cultivos de coca, pero en el documento señalaba también graves afectaciones en campesinos: patologías, como diarrea y vómito, náuseas e incluso alergias en la piel.

Víctor Darío Luna Rodríguez, representante legal del Consejo Comunitario Mayor de Nóvita, en diálogo con BLU Radio, pidió a nombre de toda la comunidad de ese municipio de Chocó, al Consejo de Estado, a la Corte Constitucional, entre otros órganos competentes, que no permitan la reanudación de las aspersiones aéreas con glifosato.

“Las afectaciones humanas, forestales, ambientales, peces, es desastrosa. Primero se deben evaluar los estudios que evidencian la grave afectación para el ser humano, como ha ocurrido en nuestro departamento”, aseguró.

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¿En qué condiciones viven los habitantes de Nóvita?

A diario, habitantes de Nóvita deben hacer esfuerzo para cruzar el río Tamaná, que rodea al municipio. Señalan los habitantes que muchos han acudido al cultivo de uso ilícito porque hay pocas opciones de vida.

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“Solamente nos tiene embotellados 38 kilómetros de vía que unen a Cartago con el Chocó, la zona de San Juan. Construyendo una vía, la gente no necesitaría acudir a cultivos ilícitos que, en resumen, no son nuestra cultura. Nuestra verdadera cultura es la minería. Nos sentimos abandonados por el Estado”, advirtió Darío Luna.

Se pierden cargas a diario donde las personas llevan alimentos, la sal, la panela, y terminan perdiéndolo todo. No hay interconexión eléctrica, según los habitantes de Nóvita.

¿Cómo está el panorama de cultivos ilícitos en Colombia?

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El más reciente informe entregado por Estados Unidos evidencia que la batalla es compleja. Solo en 2018, el reporte señala 208.000 hectáreas de matas de coca. Esto significa una reducción de 1.000, respecto a las cifras en 2017.

En 2014, por ejemplo, el reporte habla de 112.000 hectáreas. El crecimiento es, a todas luces, exponencial y la lucha no se está ganando.

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Fue a mediados del año 1983, cuando el Consejo Nacional de Estupefacientes inició el uso de la aspersión aérea en Colombia. Algunos de los químicos usados son tebuthiurón, paraquat y glifosato, que pareciera no ser al día de hoy la solución.

¿Cuestión de estrategia? Son 36 años. El Consejo Nacional de Estupefacientes ahora debe decidir el futuro de la lucha contra los cultivos ilícitos en Colombia.

 

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