Se trata del corregimiento de Castilletes, cercano a la frontera con Venezuela. Una vez más se pudo constatar el abandono en el que se encuentran estas comunidades Wayúu que viven en casas en barro, sin acueducto y sin alimentación.
“Si no tengo nada de comer agarro mi ovejito y lo vendo, me dan 4 mil pesos por kilo y eso no alcanza para comprar la comida, uno no puede comprar nada, a veces uno se siente más venezolano que colombiano”, dijo María del Dolores, líder indígena.
Las comunidades wayúu denuncian que hace algunos meses el Gobierno los censó y pese a conocer el número de niños que se encuentran en riesgo de desnutrición, las ayudas y la atención aún no llegan.