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Evangelio de hoy: 7 de febrero de 2024

Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este miércoles, 7 de febrero

Religión
Religión / Foto: AFP
Foto: AFP

Evangelio del día


Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,14-23):
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor

Lectura del día


Lectura del primer libro de los Reyes (10,1-10):
En aquellos días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.
Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y dijo al rey: «¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!»
La reina regaló al rey cuatro mil quilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Saba regaló al rey Salomón.
Palabra de Dios

Reflexión


En este pasaje del Evangelio según San Marcos, Jesús nos ofrece una poderosa lección sobre la verdadera pureza del corazón. Él nos enseña que no es lo que entra desde el exterior lo que nos hace impuros, sino lo que surge desde lo más profundo de nuestro ser.

En nuestra vida cotidiana, a menudo estamos preocupados por las influencias externas: las personas que nos rodean, las circunstancias que enfrentamos, las tentaciones que nos acechan. Sin embargo, Jesús nos recuerda que lo verdaderamente crucial es lo que llevamos dentro de nosotros mismos.

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Nuestro corazón es el epicentro de nuestras acciones y actitudes. Es desde aquí que emergen nuestros pensamientos, deseos y decisiones. Si permitimos que el corazón se contamine con malos propósitos y emociones destructivas, seremos impuros, independientemente de nuestra apariencia externa o de nuestras acciones visibles.

Por lo tanto, la verdadera pureza no se logra simplemente evitando ciertas cosas externas, sino cultivando la virtud y la bondad dentro de nosotros mismos. Es un llamado a la auto reflexión y la auto disciplina, a purificar nuestras intenciones y a alinear nuestros corazones con el amor y la justicia.

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Que este pasaje nos inspire a mirar hacia adentro, a examinar nuestros corazones y a buscar la pureza que viene de vivir en armonía con los valores del Reino de Dios. Que podamos nutrir nuestras almas con pensamientos nobles, palabras bondadosas y acciones justas, para que podamos reflejar la verdadera pureza que emana del corazón transformado por el amor de Dios.

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